Quito tiene inmuebles patrimoniales no solo en su Centro Histórico, sino en todas las parroquias rurales que conforman el cantón.
Uno de estos bienes patrimoniales escondidos es la ex Hacienda Caspigasí del Carmen, ubicada en el sector de Caspigasí, en la parroquia de Calacalí.
La edificación data de la época republicana y es de tipología ecléctica. Y aunque ha sufrido algunas ampliaciones a través del tiempo, ha mantenido su distribución original.
La casona de hacienda que, en un inicio fue destinada a vivienda residencial agrícola, posteriormente se utilizó como casa comunal del sector.
Es una muestra valiosa de los sistemas constructivos ancestrales, explica la Arq. Margarita Romo, directora del Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP), que la acaba de rehabilitar.
“La construcción está compuesta de materiales mixtos, autoportantes de adobe tradicional y ladrillo, cimientos de piedra, techos de carrizo y cubierta de madera con teja artesanal”.
El área construida rehabilitada fue de 453 m². Al inicio de la rehabilitación el inmueble se hallaba en total deterioro , lo que afectaba directamente a la estabilidad estructural de la edificación.
En la intervención, realizada en ocho meses, laboraron en forma permanente 30 obreros y ocho técnicos, explica el Arq. Wilmer Revelo, del IMP. La inversión superó los USD 300 000.
El inmueble cuenta con tres bloques de un piso cada uno. El primero es la casa principal que se desarrolla con habitaciones adecuadas para oficinas, el segundo bloque, antigua capilla, adecuada para biblioteca y oficinas; y el tercer bloque destinado para vivienda del conserje, bodega y baterías sanitarias.
Entre los trabajos se efectuaron: la conservación del sistema estructural de la cubierta, el reforzamiento estructural de la edificación, la sustitución de piezas estructurales de madera, la impermeabilización de la madera de las cerchas, la consolidación de las cabezas de muros…
Los muros que presentaban fisuras fueron consolidados con la aplicación de inyección de lechada de cal, para restituir su estabilidad estructural. En otros casos se realizó el descosido de mampostería de adobe y el cocido de la mampostería de ladrillo.
La intervención terminó con la pintura general de todo el conjunto y un cerramiento metálico hacia la calle principal.
La vieja hacienda ahora sirve para el Centro de Desarrollo Cultural en beneficio del sector. Está a cargo de la Corporación para el Desarrollo de la Zona Equinoccial y la Asociación de Ayuda Mutua Rosa Vivar, que se encargan del cuidado, mantenimiento y uso de las instalaciones.