Varios estudios científicos han determinado que conocer los calendarios biológicos de las personas ayuda a comprender cuando un cuerpo funciona mejor y a qué hora si opta por tener sexo, estudiar o hacer ejercicio.
La disciplina que estudia la relación entre el tiempo y los ritmos biológicos de las personas se denomina cronobiología. Especialistas señalan que conocer el calendario biológico de un individuo permite, por citar algunos ejemplos, que el paciente responda mejor a un fármaco, al ejercicio o a la absorción de determinado nutriente.
Aunque cada persona tiene sus propios hábitos, y hay que estudiarlos individualmente, en cualquier caso el paso de las horas del día (ritmo circadiano de 24 horas) genera cambios en los diversos mecanismos de que dispone el organismo para regular su funcionamiento.
Importancia
Fernando Botto, cardiólogo jefe del área de investigación del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires, explica que los ritmos circadianos comprometen todos los mecanismos que el organismo ha organizado para sobrevivir en su sano funcionamiento. “Cuando dormimos, acumulamos glucosa, triglicéridos y nutrientes en los tejidos.
Y cuando te despiertas, el cuerpo se activa y, entre otras cosas, aumenta la presión y el ritmo cardíaco. Los ritmos circadianos están regulados por el cerebro con el sistema nervioso autónomo, que es el que abre las pupilas o genera saliva, por ejemplo. Es decir, no lo controlamos”, dice Botto.
El estudio de la cronobiología, según Daniel Cardinali, profesor emérito de la Universidad de Buenos Aires, es de vital importancia. Conocer el calendario biológico de cada individuo, dice, ayuda a entender el momento preciso en que puede responder mejor a un tratamiento, como un terapia contra el cáncero determinar cuándo se puede minimizar la toxicidad de un fármaco y aumentar su eficacia.
Hemos elaborado una guía sobre el impacto de los ritmos circadianos corazón, cerebro y comida. Aunque los especialistas señalan que, si bien se pueden dar recomendaciones generales, se debe analizar cada caso de manera particular.
En la mañana y el ejercicio
Cuando una persona se despierta, describe Botto, generalmente hay un aumento en la presión arterial y la frecuencia cardíaca.
“Eso se debe a que el sistema nervioso autónomo libera sustancias químicas como el cortisol y la adrenalina. También aumenta el nivel de glucosa e insulina en la sangre. Esta activación es fisiológica y depende de los “relojes internos” que preparan al organismo para iniciar el día, pero para personas vulnerables, con factores de riesgo mal controlados (ej. colesterol alto, hipertensión arterial, sobrepeso), es un buen escenario para sufrir un infarto o un derrame cerebral.
Por tanto, la mayor incidencia de infartos se produce entre las 6:00 y 10:00de la mañana. Cuando se dice que alguien murió mientras dormía, es posible que despertara al amanecer y que la reacción física generada por el despertar contribuyera a la muerte.
En cuanto al ejercicio, aunque es recomendable hacerlo en cualquier momento del día, Botto dice que lo óptimo es entrenar por la mañana. “El ejercicio aeróbico es saludable en todo momento, pero parece que por la mañana se adapta mejor a los ritmos internos, porque muchos mecanismos metabólicos para producir energía. Los beneficios cardiovasculares serían mayores. Asimismo, sería mejor consumir la mayor cantidad de calorías por la mañana y no por la noche, como es costumbre.
En cuanto a la hora de tomar los antihipertensivos, la experta indica que algunos especialistas recomiendan usarlos por la mañana para que el fármaco tenga su pico de acción en el momento de mayor riesgo cardiovascular. Sin embargo, Botto señala que existe cierto debate al respecto y no hay una recomendación definitiva. Cada médico decide con su paciente, de forma personalizada.
Por la noche, la presión debe bajar entre un 10 y un 20%. Si no, este es un ejemplo de alteración del ritmo circadiano, lo que aumenta el riesgo de infarto.
Energía sexual
Respecto a la energía sexual, Cardinali describe que “la variabilidad del deseo sexual en los hombres está relacionada con los niveles de testosterona, cuyo pico se produce en la segunda mitad del sueño.
Por lo tanto, la mañana debe ser el momento de mayor deseo sexual. En el caso de las mujeres, la libido está ligada a otro aspecto cronobiológico, que no son las horas del día, sino el ciclo menstrual. El deseo aumenta en la etapa periovulatoria (mitad del ciclo menstrual) y en el momento premenstrual.
Cuando se trata de nutrición, Mónica Katz, fundadora del equipo de trastornos alimentarios del Hospital Durand y autora del libro El método sin dieta, cree que la ciencia de la nutrición podría generar nuevas formas de abordar la salud metabólica y la obesidad a través de la implementación de lineamientos dieteticos dirigido a la hora de la comida.
El desayuno, dice, se considera beneficioso, a pesar de que muchas personas practican lo que se denomina ayuno intermitente. Según Katz, el desayuno puede aumentar la energía, el enfoque, la memoria y las habilidades para resolver problemas.
También mejora el metabolismo, la digestión y la fortaleza de los huesos, y ayuda a reducir el riesgo de enfermedades cardíacas, presión arterial alta y obesidad. “Un metanálisis reciente mostró una asociación entre la ingesta de energía por la noche y un índice de masa corporal promedio más alto. Las personas obesas consumen la mayor parte de su calorías en el período de la tarde y la noche, en comparación con las personas delgadas. La ingesta de calorías por la mañana dio como resultado una pérdida de peso de 5,1 kg mayor que la ingesta de calorías por la noche. Además, una mayor ingesta de calorías por la mañana aumenta la saciedad, mejora el azúcar en la sangre, la insulina, los triglicéridos y disminuye el hambre”, dice.
Por otro lado, haya o no desayuno, hay quienes defienden el ayuno intermitente. “Según mi experiencia”, añade Katz, “el ayuno intermitente es seguro para algunas personas. Para otros, especialmente con antecedentes de Trastornos de la alimentación y la imagen corporal alterada, pueden representar un camino peligroso hacia patrones de alimentación restrictivos poco saludables.
La tarde
López señala que hay otra “etapa” durante el ciclo sueño-vigilia que suele ocurrir alrededor de las 14:00. “Es habitual que en este momento notemos que el sueño también aumenta. No solo tiene que ver con haber comido o no, sino con la ruptura de los mecanismos encargados de mantener el estado de alerta.
En este sentido, el proceso del ritmo circadiano coexiste con el proceso de la digestión, a través del cual la información llega al sistema nervioso central del aparato digestivo y por el nervio vago, que inhibe los mecanismos de alerta de nuestro organismo”.
Los estudios indican que quienes trabajan de noche, aun durmiendo las horas recomendadas, no se recuperan de la misma manera que quienes duermen de noche.
¿Cuándo hay mayor predisposición cerebral para aprender y crear? Uno de los aspectos a tener en cuenta al referirnos al nivel de actividad es el de los cronotipos, que se pueden definir como la predisposición de cada persona a tener picos de energía y descanso.
“Hay gente que suele preferir los horarios de mañana (cronotipo matinal o alondras) y otros horas de la noche (cronotipo tardío, comúnmente llamados búhos). Sin embargo, la mayoría no cae en ninguno de estos dos extremos y tiene un cronotipo intermedio”, dice López.
En cuanto al corazón, la tarde comienza la caída de la acción de la mañana. Disminuye la frecuencia cardíaca y la presión arterial. Comienza el llamado anabolismo, que es el proceso por el cual se empiezan a generar depósitos de grasa. Nada de esto implica, advierte Botto, que no haya infartos por la tarde, pero el porcentaje es generalmente más bajo que por la mañana.
Katz, por su parte, señala que no se ha estudiado que una persona tenga que esperar una cierta cantidad de horas después del almuerzo para volver a comer. “Pero es apropiado, gente compulsiva con antecedentes de memoria del hambre, que comen con mayor frecuencia. Todo dependerá del perfil de conducta alimentaria de cada uno.
La noche
“Durante la noche, la presión debería caer entre un 10 y un 20 %. Si no, este es un ejemplo de interrupción del ritmo circadiano. Cuando, por cualquier motivo, estos ritmos se alteran, el riesgo de infarto. Por eso, las personas que trabajan de noche pueden tener una mayor tendencia a la diabetes, la obesidad, el deterioro cognitivo y el riesgo cardiovascular”, dice Botto.
¿Cuántas horas piensas dormir? En el caso de los adultos, la recomendación es dormir entre 6 y 8 horas diarias. Sin embargo, existe una gran variabilidad entre las personas con respecto a horas que necesitan para dormir. Un aspecto que influye es la estabilidad del calendario. No es lo mismo dormir ocho horas en un horario regular que dormir las mismas horas en diferentes momentos del día.
“Nuestro cuerpo está diseñado para dormir por la noche y estar despierto durante el día. Sin embargo, por diferentes motivos, algunas personas están despiertas por la noche y dormidas durante el día. Estas personas requieren un esfuerzo adicional para mantenerse despiertas durante la actividad al ir contrario a nuestra fisiología. Incluso, algunos estudios indican que quienes trabajan de noche, aun durmiendo las horas recomendadas, no se recuperan de la misma forma que quienes duermen de noche”, dice López.
Cuando se trata de comer durante la noche, Katz dice: “Los trabajadores nocturnos están predispuestos al aumento de peso y a los trastornos metabólicos. Aunque no hay un tiempo específico, los puntos de datos A las 19:00 como el límite de la salud óptima. Lo cual está relacionado con el reloj biológico.
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Posted by El Comercio on Sunday, August 21, 2022