La fila, al exterior de la Legislatura de Buenos Aires en donde es velado Gustavo Cerati, se extiende por más de un kilómetro a la redonda. Foto: EFE
Entró en su camerino. No podía hablar y su cuerpo estaba inmóvil. En la noche caraqueña del 15 de mayo del 2010 se calló la voz de Gustavo Cerati y languideció su guitarra, sus letras se quedaron como un eco y su pisada no volvió a los escenarios. Fueron cuatro años en coma.
A pesar de ello, la soledad no se sentía tan grande como la de ahora, un día después de su muerte. Cuerpo ausente, queda su creación, ese talento que compartió desde los años 70 con sus bandas colegiales, en los 80 y 90 con Soda Stereo, y después en solitario… en bocanadas, en días interminables, en sinfonías, en fuerzas naturales.
Desde el comienzo, algunos de sus seguidores siguen hasta hoy –‘siempre es hoy’-. Ellos supieron encontrar la seña del genio en su estrellato roquero y en su humanidad; también en estos cuatro aspectos que ahora repasamos…
Uno de sus fuertes vocales era el registro, bastante amplio, tenía agudos lindísimos y también dominaba los graves.
Mariela Espinosa /Cantante
Cerati tenía un timbre de voz bastante propio al igual que sus arreglos musicales. Si bien siempre tuvo una excelente voz, me parece que no era solo el vocalista, sino que fue un cantante que tuvo evolución. Pensaba en ‘11 Episodios Sinfónicos’, en el que no toca ningún instrumento, sólo canta. Sólo lo puede hacer alguien con cierto nivel de virtuosismo vocal. Se planta como un divo de la voz.
La interpretación era bastante auténtica. Creo que tiene este elemento atmosférico, que también tiene su voz. Porque Cerati usaba bastantes efectos, tenía una voz que aprovechaba eso. Con letras, su voz tenía esa función de ser un instrumento más.
En la canción Vivo, por ejemplo, Cerati muestra su rango y su amplio registro. Pero sobre todo su capacidad de cantar en momentos sutiles, bajitos y luego explotar dejando que su voz se vuelva más grande, sabía mostrar su dinámica.
Eduardo Varas C. / Escritor
La palabra siempre fue consecuencia en la obra de Cerati. Repasas mentalmente las canciones que compuso y grabó y en ninguna hay pelea entre melodía, métrica, ritmo y sílabas.
Nada sobra y falta en sus letras, son precisas, construidas para acompañar un poderoso vehículo. Las letras maravillan y no opacan la música.
Las letras de Cerati son la pincelada final. Como letrista, Cerati no temió mostrar puntos en común con obras de Rilke, Lorca y Octavio Paz (en ‘Bocanada’, su segundo disco solista, le agradece a Borges, a Alejandra Pizarnik y a Horacio Quiroga, y esos destellos se pueden encontrar en canciones como Tabú), tampoco le huía a conciliar lo personal en clave críptica, como en Ojo de la tormenta, sobre las tribulaciones de ser padre primerizo o Luna roja, sobre el sida y
sus víctimas.
“Aún tengo el sol para besar tu sombra”, canta en Ángel eléctrico. Sigo creyendo que es uno de los mejores versos escritos en español.
Renato Zamora / Productor
Es un ícono. De ‘chamo’ vi al tipo con los pelos parados y los ojos pintados de Soda Stereo. Me impactó. Recuerdo cuando fueron a Cuenca y no se presentaron; yo tenía 12. No lo pude ver sino hasta que viví en Argentina. Tuve la oportunidad de conocerlo, de conversar.
Su sonoridad, su forma de componer, todo lo que hizo tuvo efecto para la generación que creció con Soda o con su faceta de solista. Experimentaba mucho con efectos, tenía una puesta en vivo impecable, su instrumentación, su forma de tocar… Se comparaba con los Beatles. Él decía que ‘Dynamo’ era ‘Revolver’ o que ‘Sueño Stereo’ era el ‘Abby Road’. Era seguidor del sonido de ellos pero también de The Police. Tocó incluso con Andy Summers (guitarrista de The Police).
Uno de los pilares del rock latino; referente innegable. No se puede hablar de rock en español sin Cerati. Es una gran pérdida para el mundo, para los que crecimos con él… Nos queda su legado, memoria, canciones. Nos faltó más Cerati.
Estefanía Cardona /Blogger
Gustavo Cerati tenía un estilo particular y experimental. Fuera de los escenarios, se caracterizó por llevar un estilo natural.
En sus inicios, vimos a un Gustavo Cerati muy a la moda de los 80, desde el peinado. Usaba camisas con volumen y sus prendas tenían toques de color y estampados.
Con el tiempo su estilo se fue definiendo y volviendo más sobrio. Los accesorios y los volúmenes lo distinguían, usaba bufandas, sombreros y gafas. Llevaba una paleta cromática básica –negro, blanco y toques de rojo-.
En su proyecto como solista se sintió un cambio fuerte, esto se demuestra en la portada de ‘11 episodios sinfónicos’. El uso de vestuario más elaborado y de volúmenes marcó esta época. Llevar este tipo de prendas es característico de personas seguras y artísticas.
En los últimos años, su posición estética se caracterizó por la sobriedad y la personalidad relajada y roquera. Abrigos de corte inglés y bufandas sumaban en su impronta personal.