Desfile de trajes típicos de varios países en el Bionic Fashion Day, organizado por Fundación Jóvenes Contra el Cáncer, en la Mitad del Mundo, el 15 de marzo de 2015. Foto: EL COMERCIO
Coco Chanel reconocía que la moda no solo era una cuestión de vestidos y alta costura sino, además, un asunto de ideas que se remiten a “la forma en que vivimos lo que está sucediendo”.
Esta visión tan particular de una de las mujeres más exitosas de la industria de la alta costura adquirió, de cierta manera, cuerpo propio en una pasarela montada durante la mañana del domingo 15 de marzo, en la plaza central de la Mitad del Mundo.
Allí, 31 personas de distintas nacionalidades participaron en el desfile de trajes típicos del Bionic Fashion Day, una cita que reúne a gente que lucha contra el cáncer. Para ellos, lucir la vestimenta típica de sus países va más allá del ámbito de la moda; es una oportunidad para mostrar que una enfermedad no es capaz de opacar la belleza interior.
Muchos de ellos apenas tenían idea de lo que implica la dinámica de la pasarela. Peinados extravagantes, maquillajes suntuosos y diseños de vanguardia eran elementos desconocidos al interior de la Plaza Sol, un restaurante que fungió de vestidor para esta ocasión. Más bien, en el ambiente del lugar primaba ese entusiasmo teñido de nerviosismo que suele acompañar a las experiencias primerizas. Para aplacarlo, no hubo mejor remedio que el diálogo, y esto aun cuando algunos de los que participaron en esta iniciativa entendían unas cuantas palabras en español.
Aquí a nadie le interesaba el nombre del diseñador del momento sino conocer a la persona que tenía a su lado, tal vez alguien que tuvo que pasar las mismas horas de quimioterapia antes de decidirse por esta breve incursión en el modelaje.
20 extranjeros y 11 ecuatorianos fueron los modelos en esta ocasión. Su vestimenta fue el reflejo de los cálidos colores de los llanos venezolanos, de los fastuosos bordados andinos, de la vida cosmopolita estadounidense. Amine Elbakkali,quien llegó tras dos días de viaje desde Marruecos a Quito, decía que para él lo más importante en esta vez fue mostrar que el cáncer no tiene miramientos culturales, y que ahí precisamente reside la fuerza que tiene esta enfermedad para unir las voluntades de personas de diversos contextos históricos, sociales y políticos.
Llegar armar esta primera pasarela no fue fácil. Durante los cinco últimos meses, los miembros de la Fundación Jóvenes Contra el Cáncer realizaron las invitaciones a otras instituciones y amigos del exterior para que vengan a Quito y participen en el Bionic Fashion Day (cuya gran celebración será el miércoles 18, en el Paseo San Francisco). Los que han llegado a la capital se encuentran actualmente en terapias, o bien ganaron la batalla contra el cáncer.
Ya en el momento mismo de lucir sus trajes, el nerviosismo inicial pareció desaparecer del rostro de estos 31 modelos. Unos caminando gracias a sus prótesis, otros apoyados por muletas, ellos se desplazaron sin temor por la plaza de la Mitad del Mundo.
Los aplausos no se hicieron esperar. La gente, entre la curiosidad y el orgullo, aprovechaba para tomar fotografías con sus cámaras y sus celulares. En pocos minutos, aquel espacio, reservado comúnmente para espectáculos musicales y dancísticos, se convirtió en un escenario para la moda. Y los protagonistas de todo esto, al acercarse al micrófono, alentaban a los presentes para que, como ellos, lucharan para vivir con intensidad cada instante de su existencia.