Las mariposas de la muestra miden desde 2 hasta 15 centímetros. Su cuerpo está compuesto por antenas, cabeza, ocho ojos, probóscide, tórax, abdomen, patas y alas. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO
En una extensión de 400 m² dentro del Zoológico de Quito, en Guayllabamba, existe un circuito en el que se desplazan más de 400 mariposas de 10 especies. La exposición ‘Volare’ se presenta como un espacio educativo que busca dar a conocer la importancia de estos insectos frente a la biodiversidad, según afirma la guía educativa del zoológico, Gabriela Ortiz.
Ella señala que las mariposas están desapareciendo de los ecosistemas a causa de los pesticidas, la tala de bosques, la contaminación y la pérdida de flora urbana y rural.
Debido a la disminución de plantas con flores y frutos, las larvas no tienen suficiente alimentación, lo que hace que desaparezcan o migren; sin embargo, muchas de ellas mueren en el intento, ya que su tiempo de vida es de dos a tres meses, excluyendo a algunas como la mariposa monarca, que puede llegar a vivir durante nueve meses. En todos los casos, el fin de su vida adulta es la reproducción.
Las mariposas de la muestra llegaron desde Mindo. Las heliconius están presentes en mayor cantidad y se las distingue por sus colores vivos, como el naranja o la combinación de negro con rojo y azul. Se alimentan del polen de las flores y del néctar de las frutas.
Las mariposas de la muestra miden desde 2 hasta 15 centímetros. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO
Las morfoandinas son más conocidas como mariposas azules, esta especie tropical se destaca por el brillante color azul-celeste de sus alas y son más grandes que las anteriores. Para sobrevivir succionan frutas fermentadas, además, en el zoológico los guías les preparan una mezcla de plátano con miel.
Sobre los tallos gruesos del lugar se observan en menor cantidad las caligo, también conocidas como mariposas búho. Los ojos redondos que aparecen en sus alas de tonos cafés y grises sirven para camuflarse de los depredadores.
Las mariposas, como cualquier otro insecto, están compuestas por antenas, cabeza, tórax, abdomen, patas y alas. También poseen probóscide, su órgano bucal. Este es una especie de tubo enrollado que absorbe agua y alimentos. Mientras que sus ocho ojos les ayudan a distinguir las flores y frutas más coloridas. Pueden ver, incluso, la luz ultravioleta.
Las alas están conformadas por escamas que reflejan la luz de forma diferenciada, por ello muestran colores distintos dependiendo de dónde se posen.
Su cuerpo está compuesto por antenas, cabeza, ocho ojos, probóscide, tórax, abdomen, patas y alas. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO
En el centro del mariposario existe un espacio que muestra su proceso de metamorfosis. Más de 100 pupas colgadas en barras de madera son el resultado de cuando la oruga deja de comer, se cuelga entre la vegetación, e inicia un cambio en el que su cuerpo se encoge, se abre por detrás de la cabeza y después de un forcejeo interno desecha la piel vieja, formando así dicha pupa o crisálida.
De 8 a 15 días tarda la transformación y el nacimiento de la nueva mariposa, que en cuatro horas expulsa de su abdomen el meconio, una sustancia viscosa compuesta por células muertas y secreciones del hígado. Desechar este líquido logra que sus alas se sequen para poder volar.
La humedad y el calor del sol hacen que se encuentren más activas; por ello, en el espacio de la exhibición existen aspersores que se encienden cada hora para refrescar las plantas en las que viven.
La muestra es temporal y estará en el zoológico hasta el próximo 31 de agosto del 2019, debido al clima y a la falta de flores y frutas de las que se alimentan. Además, el reducido espacio impide que las mariposas coloquen sus 100 a 200 huevos de los cuales solo 50 sobreviven y llegan a cumplir el proceso normal de metamorfosis.
Las mariposas de la muestra, que estará hasta el próximo 31 de agosto del 2019, miden desde 2 hasta 15 centímetros. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO
Amenazas
La vida de las mariposas, que fomentan la polinización y la evolución del mundo vegetal, se ve amenazada por diferentes causas, como la tala ilegal, los pesticidas, el cambio climático, los incendios forestales, la contaminación y la pérdida de flora en terrenos o jardines. Cuando esto sucede, ellas deciden emigrar en busca de un nuevo ecosistema; sin embargo, muchas no lo logran debido a que su tiempo de vida es de dos a tres meses. Solo la mariposa monarca vive hasta nueve meses.