Fotografía facilitada por la organización cultural Sphaerica de la obra Cucuruchos, de la artista ecuatoriana Domenica Barahona, que forma parte de la exposición ‘Latitud 0º’, con la que lleva a Roma la fusión del arte latinoamericano. Foto: EFE.
La artista ecuatoriana Domenica Barahona lleva a Roma la fusión del arte latinoamericano con la exposición ‘Latitud 0º’, que presentó hoy (8 de junio de 2017) y en la que mezcla elementos de las culturas precolombinas y cristianas para llegar a una diversidad integradora.
La exhibición acoge cuatro cuadros, una instalación y cuatro grabados con los que la artista pretende crear una “unión basada en la diversidad“, ya que “lo que identifica a Latinoamérica es la diversidad de culturas, que se unen y funden”, explicó Barahona.
El óleo Choclos, por ejemplo, mezcla la imagen de la Virgen de la Milagrosa con la de la Pachamama (la madre tierra), varios granos de maíz ofrecidos a ella como reconocimiento y una piedra del sol descompuesta, símbolo de las civilizaciones precolombinas.
En todas las obras destacan los colores luminosos y vivos, ya que la luz era “muy importante” en una cultura precolombina que “adoraba a la estrella del sol”, reflexionó por su parte Giuseppe Ussani dEscobar, comisario de la exposición y presidente de la organización de eventos culturales Sphaerica.
En Cucuruchos, que representa la procesión del Viernes Santo de Quito, los capirotes conviven con la piedra del sol y las rosas, que con su rojo intenso dan vida al mismo tiempo a la belleza y el sufrimiento de los penitentes.
Las apreciadas rosas ecuatorianas son también parte importante de dos grabados, pues representan la sangre sobre un fondo tétrico y recuerdan las tragedias de los terremotos que sacudieron el noroeste de Ecuador en 2016, y también ese mismo año el centro de Italia, país en el que reside desde hace cuatro años.
Además, en Picos de gallo se puede ver el choque entre civilizaciones con los pétalos de esta flor, el ceibo (flor nacional de Argentina y Uruguay), junto al papel tapiz, símbolo de lo español en toda la obra de Barahona.
Por su parte, la instalación Colibrís es la que Barahona califica como “más personal” y consta de una jaula dorada sin puertas que simboliza la zona de confort y que alberga en su interior diversas figuras de colibrís, algunos representados quietos, otros con intención de salir y otros ya fuera de ella.
“El arte latinoamericano está dividido en capas y consiste en incluir, no en excluir”, agregó Ussani, que cree que “la única posibilidad que tenemos de un mundo mejor que vaya hacia la paz es un sincretismo (…) que una los símbolos religiosos”.
Esto es algo que, según Ussani, Barahona consigue con sus obras porque “tiene una perspectiva de gran agudeza e intuición”.
La exposición, que estará abierta hasta el 20 de julio, está organizada por Sphaerica y el hotel River Palace y cuenta con el patrocinio de la Embajada de Ecuador en Roma y el Instituto Italo-Lationoamericano.