La madre embarazada que nace de una espiral, es uno de los atractivos de los turistas nacionales y extranjeros. Foto: Manuel Quizhpe/EL COMERCIO
Ocho árboles, considerados ‘muertos’, fueron tallados con motosierra y se convirtieron en esculturas del Parque de La Madre, en Cuenca. Un atractivo adicional para quienes acuden a diario hasta este sector.
Hoy, 9 de enero del 2016, por ejemplo, los visitantes se sorprendieron al ver las esculturas. Ese fue el caso de la orense Violeta Fajardo, quien estuvo maravillada: “Está precioso, hace un mes no existían estas obra de arte”.
Como ella, otros visitantes no dejaron de ponderar. “Hermoso, bello”, fueron las palabras de las estadounidenses Karla Freeman y Evelyn Johnson, quienes residen en Cuenca desde hace cuatro y tres años, respectivamente. Ellas se fotografiaron con todas las esculturas, incluidas las bancas de manera talladas, con diferentes figuras.
Los cuencanos Gonzalo Vaca y Diana González, junto con sus hijos Daniel y Raúl también se sorprendieron con los grabados en madera. “Está bonito, es atractivo para los turistas y lo importante es que cada escultura tiene su significado”, comentó González.
Gonzalo Vintimilla Ruilova, uno de los escultores que ejecuta la obra, presentó el proyecto al Municipio de Cuenca al constatar que los árboles estaban cortados en alturas de tres y cuatro metros y visualmente daban una mala imagen al parque. Para su trabajo usa una motosierra y una amoladora.
Una de las esculturas del artista cuencano está en el centro del parque. Se trata de la madre embarazada que nace de una espiral, cuya connotación andina es el eterno retorno; es decir, la continuidad de la vida. Ahora alista el tronco para tallar una serpiente con una mujer, que está relacionada con el pueblo cañari.
Una niña posa con la mujer que representa la fertilidad humana, en cuya parte superior hay un búho. Foto: Manuel Quizhpe/EL COMERCIO.
El otro de los escultores es el argentino Santiago Sutton, quien reside por algunos años en Ecuador. Él esculpió una mujer que representa la fertilidad humana, en cuya parte superior formó un búho. También hay una pareja de la cultura cañari. Sus obras están relacionadas con la libertad humana y la continuidad del ser humano como reproductor espiritual.
El artista argentino pone énfasis en la figura femenina porque de esa manera se relaciona con el nombre del parque, ubicada en la parte baja del Centro Histórico de Cuenca. Quedan, por ahora, dos árboles por tallarse.