En Brasil, las tortugas marinas se han visto afectadas por el derrame de crudo del que el país culpa a Venezuela. Foto: EFE.
Si no bastase con enfrentar la basura arrojada a los océanos y a los pescadores que de forma incidental las atrapan en sus redes, ahora las tortugas marinas tienen que lidiar en Brasil con las manchas de petróleo que han llegado a las playas del litoral nordeste del país.
Las manchas de petróleo, vistas en 166 playas de 72 municipios de los nueves estados de la región nordeste, han provocado desde septiembre la muerte de tortugas marinas, aves, delfines y crustáceos y amenazan ballenas, peces y al manatí marino, el mamífero con más peligro de extinción en el país suramericano.
El estatal Instituto Brasileño del Medio Ambiente y los Recursos Naturales Renovables (Ibama, regulador) había contabilizado hasta el domingo (13 de octubre del 2019) un ave y doce tortugas marinas muertas y catorce quelonios rescatados con vida de los chapapotes de crudo.
No obstante, la organización no gubernamental Instituto Verdeluz reportó 23 tortugas, dos delfines y un ave muertos en la playas del nordeste como consecuencia del vertido de crudo ocurrido en altamar.
Las autoridades aseguran que el crudo no es de origen brasileño y el ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, llegó a insinuar de que, por las características, se trata de petróleo venezolano, pero el Gobierno no ha confirmado la hipótesis y continúa con las investigaciones.
El biólogo Flavio Lima, coordinador del proyecto científico Cetáceos da Costa Branca, una iniciativa de la Universidad Estatal de Río Grande do Norte (UERN), además de advertir sobre el peligro que corre el manatí marino, dijo que las cinco especies de tortugas marinas que tiene Brasil están seriamente amenazadas por el chapapote.
El proyecto Tamar-Fundación Pro Tamar, un conjunto de iniciativas para la preservación de las tortugas marinas que actúa en prácticamente toda la costa brasileña desde hace cuarenta años, indicó que, “debido a la presencia significativa de petróleo en algunas áreas, los bebés tortuga son retenidos y sueltos en áreas más seguras“.
“Como el escenario de la presencia de petróleo está alterándose periódicamente, debido a la dispersión de las manchas a lo largo de la costa, la soltura de crías ha ocurrido con base en los estudios de detección de manchas por parte de las autoridades“, apuntó la institución.
Además de constituir una “barrera física” que impide el desplazamiento de las tortugas, “principalmente las crías”, las manchas de crudo contienen “altas concentraciones de petróleo que también pueden ocasionar cuadros de intoxicación aguda, desestabilizando las funciones metabólicas del animal, con risco de causar su óbito”, agregó.
La entidad manifestó que continúa con sus labores cotidianas de “observación” de las áreas reproductivas, con “esfuerzo intensificado” en las zonas “más impactadas con la presencia de petróleo” para la protección de hembras, nidos y crías hasta el final de la temporada, sin “contemplar suspender las actividades”.
La coordinadora veterinaria del proyecto, Thais Pires, señaló que las consecuencias directas en los quelonios tienen “una respuesta individual diferente”, dependiendo de la “cantidad” de petróleo ingerido por el animal rescatado y el “tiempo de exposición” al que fue sometido.
“Como desconocemos el origen, la cantidad y la dirección que puede tomar el crudo, es muy difícil cuantificar las amenazas, pero es una situación de extrema gravedad que requiere una evaluación diaria y poder contemplar, con la autorización de las autoridades ambientales, el traslado de la puesta de huevos”, subrayó Pires.
La presencia del chapapote, que completa más de un mes, incide en todo el proceso reproductivo de las tortugas marinas, en el que las hembras buscan las playas para depositar los huevos y, tras su eclosión, las crías buscan el mar.