Jugar, comer, explorar. Lo que un cachorro de oso andino debía aprender junto con su madre en un territorio de 40 o 100 km2, Lumbaqui lo ha ido descubriendo en un hábitat de 700 m2 construido para él en el Centro de Rescate Ilitío.
Este lugar lo ha acogido por casi dos años, cuando fue sacado de su hábitat con apenas un par de meses de vida. En septiembre del 2020, el animal fue apartado de su madre tras haber sido hallado en una finca en la localidad de Lumbaqui, en Sucumbíos.
La gente de la comunidad esperó cerca de la cría para ver si llegaba la osa, pero los expertos indican que el olor de los humanos la alejó.
Cuando arribó a Ilitío, ubicado en Cotopaxi, Lumbaqui estaba en etapa de lactancia y en buen estado, lo que indicaba que su madre lo había cuidado antes de su captura. Allí se presentó el primero de retos que han debido sortear sus cuidadores: no crear vínculos entre el animal y los humanos.
Fabricio Narváez, miembro de la Fundación Cóndor Andino Ecuador, administradora del centro de rescate, cuenta que han ido adaptando el hábitat según su crecimiento para que el animal no desarrolle comportamientos repetitivos ni aburrimiento. Asimismo, los técnicos lo han alejado de las personas mediante barreras visuales para que no los reconozca. “Pueda que solo sepa que hay gente allí porque su olfato es muy poderoso”, dice Narváez.
Los cuidados
En su entorno natural, Lumbaqui debía aprender a hallar comida moviendo la tierra para encontrar gusanos, trepando a los árboles para comer fruta y encontrar carne para completar su dieta. Hacerlo así le hubiera aportado información para sobrevivir y llegar exitosamente a su etapa adulta.
Ahora la meta de los técnicos es que Lumbaqui sea reinsertado en los páramos, el oso andino es constantemente retado para que en su actual hogar encuentre comida lo más cercanamente posible a su forma de ser en la naturaleza. Pero un oso andino puede pesar entre 80 y 200 kg, por lo que asegurar su comida y cuidados veterinarios complican su estadía en Ilitío.
El Banco de Alimentos de Quito es una de las organizaciones que apoya con parte de la comida que llega hasta Cotopaxi para mantener la dieta variada del animal. Pero con miras a que en su etapa adulta salga de este lugar, los especialistas traen alimentos que Lumbaqui podría encontrar en sus recorridos por los páramos.
Todo esto implica una logística de USD 600 mensuales para mantenerlo a salvo. Esto y otros rubros veterinarios llegan a bordear los USD 18 000 al año, un valor que ha impulsado el lanzamiento de una campaña de donativos y apadrinamiento del espécimen.
Paralelamente, al llegar al centro los veterinarios descubrieron que el osezno tenía una malformación en la uretra que en su época adulta podía convertirse en un obstáculo para su reproducción. Este era un factor que no podía pasar por alto cuando la especie está catalogada en peligro, según la Lista Roja de Ecuador. Hasta el momento se han realizado dos cirugías para corregir esta anomalía.
¿Reinserción?
Pese a que han tratado de que el animal crezca casi de una manera silvestre, todavía deberá permanecer por lo menos por un año más en el centro de rescate. En este momento, por su edad se encuentra en una etapa de mucha curiosidad, lo cual sería negativo si se lo libera. El animal podría acercarse a zonas con humanos y generar conflictos que podrían atentar con su vida.
Pero eso no es todo: si llegara a salir a la naturaleza, el equipo pasará otros cuatro años siguiéndolo de cerca. Para ello, el oso andino llevará un rastreador satelital para recopilar datos sobre su comportamiento y estatus. Solo así sabrán el impacto que tuvo cuidar a uno de los osos andinos que recorren la geografía del país.
La especie
Los científicos estiman que en el Ecuador hay una población estimada de oso andino (Tremarctos ornatus) de 3 000 individuos. A escala global habría unos 20 000.
Para ayudar
La Fundación Cóndor Andino Ecuador no cuenta actualmente con el volumen necesario de comida nutritiva para alimentar al oso andino. Este puede pesar entre 80 y 200 kilos.
Las personas pueden donar frutas como manzanas rojas, peras, uvas, pepino dulce, aguacates, mangos, melones, papayas y tunas. Estas son, entre otras, las especies vegetales especificadas en las redes sociales de la organización.
También es necesaria proteína. Esta se encuentra en truchas vivas (necesarias para su proceso de aprendizaje de pesca), huevos de gallina o huevos de codorniz.
Las donaciones se reciben en la Administración Zonal Los Chillos (sector de Conocoto), de lunes a viernes, de 08:00 a 16:00. El oso andino o de anteojos es endémico en la región de los Andes tropicales y es la única especie de oso existente en Sudamérica.