Alrededor del año 2009, en Ecuador se dispuso reemplazar los focos incandescentes por focos ahorradores. De esta forma las lámparas de descarga y fluorescentes se convirtieron en una opción para iluminar oficinas y hogares.
El uso de estos productos significa un ahorro en el consumo de energía eléctrica. Pero también requieren una manipulación más cuidadosa.
Según autoridades ambientales, su contenido es altamente tóxico ya que incluye mercurio, arsénico y otras sustancias potencialmente peligrosas. Por ello el Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica (Maate), en coordinación con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), desarrollaron el Instructivo para la aplicación de la Responsabilidad Extendida del Productor en la gestión integral de lámparas de descarga y lámparas LED en desuso.
El documento fue presentado en octubre en Quito. Según el Ministerio, durante el primer año regulará a 53 importadores de lámparas de descarga. Representan el 99,29% de empresas de este mercado, con una meta promedio de recolección de tres toneladas.
Además se incluirá a 61 importadores de lámparas LED que representan el 76,70% del mercado, con una meta promedio de recolección de 13 toneladas. Actualmente en Ecuador no se fabrican lámparas de descarga ni lámparas LED, señaló la Cartera de Estado. Por ello, se revisó la base de datos del Servicio Nacional de Aduana del Ecuador (Senae) sobre las importaciones desde enero 2017 a junio 2021 de estos productos.
De esta revisión se identificaron 3 554 662 toneladas importadas de lámparas de descarga. Con un promedio de 789 925 anuales, confirmó el Maate a EL COMERCIO. En cuanto a lámparas LED se registraron 8 795 787 toneladas, con un promedio anual de 1 954 619 y tendencia al incremento de importaciones.
Eliminación segura
Actualmente se cuenta con información de gestores ambientales (ocho consultados), los cuales reportaron que entre enero de 2017 y junio de 2021 eliminaron adecuadamente 3 555 toneladas de lámparas de descarga.
En cuanto a las lámparas LED en desuso no se identificó específicamente datos de su eliminación, considerando que su gestión se reporta como residuos de aparatos eléctricos y electrónicos. Según el Ministerio, se podrá contar con estos datos cuando el instructivo entre en vigencia a través de Registro Oficial.
Roddy Estrella, coordinador general de Operaciones del Grupo Empresarial Hazwat, explicó que el tratamiento de una lámpara fluorescente debe ser especial, debido al vapor de mercurio. “Es sometida a un reactor, en el cual son separados este vapor de mercurio y todos los gases que están en esta lámpara, para poder ser captados en un sistema de filtrado”, indicó el experto.
Una vez los filtros se saturan, se les da la disposición final en un vertedero de seguridad en el cual se almacenan todos los desechos peligrosos, como este. Igual con los vidrios de la lámpara. También es necesario educar a la ciudadanía para que en sus hogares realicen una adecuada gestión de estos desechos. Esto debido a que muchas personas los botan junto con la basura normal.
El Ministerio del Ambiente explicó que estos residuos deben colocarse en su empaque original o en un recipiente de cartón o plástico con tapa, para evitar su ruptura. Y hay que entregarlos a un gestor ambiental, no desecharlos con el resto de la basura.
El listado de dichos gestores puede encontrarse en la página web del Ministerio del Ambiente. En Quito está Hazwat y en Guayaquil funciona Gadere, entre otros. En caso de que una lámpara con mercurio se rompa en casa o en una oficina, las autoridades recomiendan apagar los sistemas de ventilación para que no se propague el vapor de mercurio. La limpieza debe hacerse de forma cuidadosa.
No hay que eliminar los residuos de mercurio en el alcantarillado. “Todos los materiales contaminados (incluyendo guantes y otro material descartable) y el mercurio deben colocarse en una funda autosellable o en recipientes herméticos con agua, para evitar que se forme el vapor de mercurio”, explicó el Maate a este Diario.
Según la autoridad ambiental, estas fundas y recipientes deben considerarse desechos peligrosos. Por lo tanto, hay que etiquetarlos con la frase “material contaminado con mercurio”, para alertar sobre su contenido. Y deben entregarse a los gestores ambientales autorizados.
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