Desde este lunes, Jorge Luis Obando empieza su jornada de 10 días seguidos de vigilancia en el interior de la Reserva Mashpi-Tayra, en el noroccidente de Quito. Él es parte de un equipo de seis guardabosques que tiene a su cargo el control de 2 600 hectáreas.
La extensión se divide entre el Hotel Mashpi Lodge y la zona adquirida por la Fundación. Como es evidente que las seis personas no pueden abarcar esa extensión, la fundación, que administra la reserva, recurrió a la tecnología para evitar la cacería, tala e invasiones en una zona conocida por su gran riqueza en biodiversidad.
Tres años atrás nació el proyecto Guardianes del Bosque. Se apoyan con dispositivos electrónicos ubicados estratégicamente para captar los sonidos en el bosque. Así, ante la mínima alerta, los guardabosques como Jorge Luis acuden para evitar amenazas.
Según Felipe Andrade, coordinador del proyecto, el kit se coloca en los árboles. Consiste en un teléfono celular que puede transmitir datos, acompañado de un micrófono exterior y un panel solar para hacerlo autosustentable.
Para su implementación, la Fundación Futuro recurrió a la empresa norteamericana Rainforest. Su tecnología permitió programar algoritmos y la inteligencia artificial detecta cuatro sonidos: motosierras, vehículos, disparos y voces.
Jorge Luis comenta que, en caso de detectar alguno de esos sonidos, la alerta llega a un teléfono con el que cuenta cada uno de los guardabosques. En ese momento se analiza de qué guardián viene y se inspecciona el lugar.
El incidente más fuerte se registró en 2020, durante el confinamientos por la pandemia. Andrade relata que hubo tala y una afectación de 5 hectáreas. No pudo ser detectada por los guardianes porque se utilizó machete.
En diciembre pasado se dio otra alerta por otro incidente de tala. Sin embargo, se trataba de trabajos en las fincas de los alrededores. Eso no pasó a un evento mayor. Pero cuando se detectan afectaciones por tala o caza, la Fundación denuncia el hecho ante el Ministerio de Ambiente y realiza un seguimiento de la causa.
Para vigilar la reserva, los guardabosques realizan caminatas de hasta cuatro horas de ida y otras cuatro de regreso. Jorge Luis cuenta que se levanta a las 06:00 para preparar la comida que llevará y alistarse para la jornada.
Su experiencia previa en un trabajo con el mismo Ministerio de Ambiente lo llevó a presentase en una convocatoria de la Fundación Futuro. Cree que la reserva es una área que debe ser protegida, porque se trata de una zona vital para Quito y Pichincha.
La Reserva Mashpi-Tayra es parte de uno de los núcleos de la Mancomunidad del Chocó Andino, compuesto por las parroquias rurales de Calacalí, Gualea, Nanegal, Nanegalito, Nono y Pacto. También, según Andrade, es parte de la Reserva de la Biósfera. Esa categoría es otorgada por la Unesco.
En Pichincha, el Chocó Andino tiene una extensión de 286 805 hectáreas y se extiende en tres cantones: Quito, Pedro Vicente Maldonado y San Miguel de los Bancos. Tiene más de 140 especies de anfibios, 3 000 de plantas y más de 270 de mamíferos, incluyendo al oso de anteojos. Esto es lo que a diario motiva a Jorge Luis a cumplir con su encomienda.
El siguiente paso, según Andrade, será el análisis de la información que recolectan los guardianes. Para esto se trabaja en la elaboración de convenios con universidades, ya que se requiere de biólogos de diferentes disciplinas.
Específicamente trabaja con profesionales en bioacústica. Así, los sonidos que emiten las especies pueden incluso determinar la salud del bosque. Actualmente hay algoritmos para seguir a 46 especies identificadas es esta reserva natural de gran importancia.
La minería está en el radar
Felipe Andrade, coordinador del proyecto Guardianes del Bosque, dice que la minería ilegal ha existido desde hace mucho tiempo en los alrededores de esta reserva, pero últimamente ven con preocupación el avance de grandes empresas. Considera que es un riesgo el más mínimo error, por ejemplo, el derrame de gasolina, porque afecta al frágil ecosistema del lugar. Actualmente, según información de la Corte Constitucional (CC), hay dos pedidos de consulta popular sobre temas de minería en Pichincha y tienen que ver con el Chocó Andino. Estas solicitudes buscan la prohibición de la minería metálica en la Mancomunidad. Las dos demandas están en etapa de sustanciación. En caso de prosperar, los quiteños serían llamados a las urnas.
Los sonidos del bosque
La inteligencia artificial instalada por Rainforest no solo permite la vigilancia del área. Los sonidos que se emiten en el bosque son almacenados y son parte de una biblioteca virtual. Andrade dice que las 46 especies para las que hay algoritmos de identificación permiten saber su movimiento y también su estado ya que, en el caso de estar bien, eso significa que el ecosistema debajo de esas especies también es saludable. Monos, ranas, aves y la lluvia son algunos de los sonidos que están al alcance no solo de quienes vigilan sino de todos quienes quieran acceder a esta información. Mediante la aplicación para teléfonos móviles de Rainforest, se puede escuchar en tiempo real al Mashpi. Sigue el Código QR en la parte superior y te explicamos cómo acceder.
Cinco pasos para escuchar el corazón de Mashpi en el choco andino
- En App Store o Google Play busca la aplicación Rainforest Connection
- Descárgala para tu dispositivo móvil.
- Una vez que cuentes con la ‘app’, en el buscador digita Mashpi.
- Ve al final y da click en Mashpi Ecuador.
- En tiempo real podrás escuchar lo que graban los Guardianes del Bosque.