En Alemania debaten la opción de colocar un impuesto al consumo de carne y destinar ese dinero al bienestar de granjas. Foto: Pixabay
Alemania se enfrascó en un enconado debate en torno a varias propuestas para elevar los impuestos a la carne y dedicar ese dinero a mejorar el bienestar en las granjas o a la protección del medioambiente. Las reacciones en contra no se han hecho esperar.
La chispa saltó con una columna de opinión del portavoz parlamentario de Los Verdes para polÃtica agraria, Friedrich Ostendorff, en el diario ‘Welt‘. “Estoy a favor de eliminar la reducción del impuesto sobre el valor añadido (IVA) para la carne y destinarlos a medidas a favor del bienestar animal”, aseguró el veterano polÃtico.
La frase significaba que el gravamen sobre los productos cárnicos pasaba del actual 7% al 19%. El kilo de carne picada de ternera, esta semana a 4,99 euros en los Lidl de toda Alemania, pasarÃa instantáneamente a costar 5,55 euros. La bandeja de pechugas de pollo, ahora a 2,99 euros en la cadena Aldi, se incrementarÃa hasta los 3,32 euros.
Las asociaciones para la conservación del medioambiente y los colectivos vegetarianos y veganos -minoritarios pero con un creciente ascendiente en las grandes ciudades- aplaudieron, con mayor o menor cautela, las distintas ideas que, como sondas, lanzaron en las últimas horas a la opinión pública los principales partidos.
Pero las reacciones no se han hecho esperar en un paÃs cuyos hitos gastronómicos pasan por la salchicha, el codillo y el Schnitzel (filete de ternera empanado), y donde el ciudadano medio consume unos 60 kilos de productos cárnicos al año.
Tras la propuesta inicial de Ostendorff, que respaldaron a tÃtulo individual varios polÃticos de Los Verdes, el Partido Socialdemócrata (SPD) y la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller, Angela Merkel, el Gobierno alemán se limitó a destacar las dificultades prácticas de la medida y apuntar que hay otras fórmulas más efectivas para mejorar el bienestar de los animales para la producción cárnica, en sà un fin interesante.
El diputado socialdemócrata Rainer Spiering, especializado en polÃtica agraria, valoró la eliminación del impuesto reducido para la carne el Estado alemán y estimó que esto podrÃa recaudar unos 5 000 millones de euros extra al año y financiar una mejora en las condiciones de las instalaciones agropecuarias intensivas.
El grupo ecologista Greenpeace saludó también la iniciativa por tratar de “poner fin a la reducción impositiva de los productos cárnicos y lácteos” y calculó, por su parte, que el cambio fiscal reducirÃa el consumo de carne en un 11% y elevarÃa los ingresos públicos en USD 3 600 millones.
Al calor de esta propuesta surgieron otras. Thomas Schroder, presidente de la Federación Alemana para la Protección Animal, habló directamente de establecer un “impuesto a la carne” de unos “pocos céntimos el kilo”, equiparándolo al impuesto a las emisiones de CO2.
Las crÃticas emergieron a lo largo de todo el espectro polÃtico. El ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) denunció que afectarÃa principalmente al “hombre de la calle” y La Izquierda, en la misma lÃnea, ha señalado que elevar el gravamen lastrarÃa a los “socialmente discriminados”.
Los liberales del FDP temen por su parte que se dañe la competitividad del sector alemán frente al del resto de paÃses europeos, un argumento que también emplearon los ganaderos. “No es el fisco sino el agro el que necesita medios y apoyo para la mejora de las instalaciones para animales”, aseguró el secretario general de la Asociación Alemana de Ganaderos, Bernhard Krüsken.
El lÃder de Los Verdes, Robert Habeck, apostó en el diario Süddeutsche Zeitung por dejar de lado esta propuesta porque “no ayuda” y tratar a cambio de reformar el sistema impositivo en su conjunto desde un punto de vista medioambiental y social.