Los adultos mayores tsáchilas cuentan sus tradiciones a través de figuras y representaciones lúdicas. Foto: cortesía Santo Domingo Construye.
Los adultos mayores de la etnia Tsáchila sonríen cuando les piden dibujar figuras en cartulinas y aplicar pinturas en manualidades.
Es un ejercicio que realizan con la guía de promotores de su nacionalidad que les hablan en su idioma tsáfiqui para orientarlos en cada actividad.
Se trata del proyecto de atención domiciliaria con los adultos mayores de este grupo étnico con el que se busca mejorar su motricidad y activarlos con destrezas que puedan desarrollar con más facilidad.
La Empresa Santo Domingo Construye, adscrita a la Prefectura de Santo Domingo de los Tsáchilas, ejecuta el plan desde finales de mayo pasado.
Los técnicos de esta entidad y funcionarios del Ministerio de Inclusión Económica y Social trabajan bajo este plan con 120 nativos de las siete comunas tsáchilas.
Los abuelos que tienen entre 80 y 90 años recuerdan episodios de sus mejores épocas retratándolas en los lienzos que les facilitan los promotores.
El dibujo más representado es el achiote y la figura del arcoíris de los nativos.
La epidemia de la viruela, que se propagó por la tribu hace miles de años, es evocada como un episodio que estuvo a punto de debilitar a la etnia.
María Aguavil, una adulta mayor de la comuna El Cóngoma, recuerda que, ante la proporción que tomó la fiebre en aquella época debieron hacer una consulta a los espíritus de sus creencias.
Les pedían una señal para que los guiaran hacia la cura y una de las manifestaciones los condujo hacia el árbol del achiote. Según los registros de la Gobernación Tsáchila, esto ocurrió hace más de 450 años.
Entonces los aborígenes se aplicaron en todo el cuerpo las semillas del fruto y así combatieron el mal. Hoy en día el color rojo del achiote se refleja en el cabello de los hombres.
Teresa Aguavil pinta una flor amarilla que le recuerda uno de los colores del arcoíris que es parte de sus tradiciones.
Es el símbolo del renacimiento y la esperanza que devino luego de la época del mal.
Algunas mujeres las llevan sobre sus orejas para expresar bondad, buena vibra y pureza.
Alexandra Véliz, delegada de Servicios Sociales de Santo Domingo Construye, asegura que este proyecto ayuda a rescatar una de las formas tradicionales de comunicación de los tsáchilas. Ellos recurren a las charlas directas con sus familiares, hijos y nietos para contar anécdotas y vivencias.
Javier Aguavil, el gobernador de la nacionalidad, considera que estos esfuerzos deben acompañarse con un trabajo de registro documental para rescatar esos episodios.
“Pronto nuestros abuelos ya no estarán, pero su aporte a la cultura de nuestro pueblo puede quedar como instrumento de aprendizaje”.
Susana Aguavil, maestra parvularia de la etnia, hace un año realizó un trabajo de acercamiento con adultos mayores de su nacionalidad.
Ella recopiló testimonios de 15 de estas personas sobre vivencias, tradiciones y mitos del grupo étnico.