Desde hace siete años, el artista ambateño Noé Mayorga genera y produce sus trabajos en el taller El Arca de Noé. Una de las temáticas que mayor fascinación despierta en él es la recuperación de la tradicional fiesta de las Octavas de Mocha.
Noé Mayorga es un artista que busca rescatar las tradiciones de su tierra. Expuso su obra en el Salón del Pueblo, en Cuenca. Foto: Casadelacultura.gob.ec
Ha hecho una recopilación de sus obras. Pintó 22 acuarelas para, a través del arte, poner en evidencia toda la tradición festiva que muestra aspectos de las celebraciones religiosas católicas que llegaron con los españoles y que se fusionaron con rituales propios de la cultura andina.
Para el artista, la Octava es una fiesta universal; “los judíos celebraban después del sabbat, séptimo día de la semana, día sagrado de la semana judía. En esta cultura el octavo día era de fiesta”.
Cristóbal Zapata fue el curador de la obra de Mayorga. “Noé nos restituyó un mundo perdido, un mundo obliterado por el frío cálculo del capital, un mundo al que le importa no sólo la reposición de un patrimonio intangible sino la vindicación de la fiesta”.
El maestro cuencano añade que las Octavas le devolvieron a la comunidad y al espectador algo que les pertenece de un modo íntimo, entrañable. Sostiene que esto “es parte de nuestra memoria y de nuestro presente”.
En medio de su alegría tras la exposición, Mayorga comenta que hay tres aspectos de estas celebraciones que él toma como los elementos esenciales de representación en su arte: “los rostros de la gente que va a la fiesta, comparte y celebra como espectador; los disfrazados individuales que visten atuendos y máscaras de los personajes típicos del festejo y el desfile de las comparsas”.
El joven pintor es considerado una de las jóvenes promesas del arte plástico de la provincia.
El año pasado obtuvo una mención de honor en el salón de la escultura por las fiestas del Sol de Noviembre. En óleo también tiene varios premios y, asimismo, está su participación en la exposición colectiva ‘Erotopías’.
La factura, el acabado realmente impecable, el desparpajo y las atmósferas que construyó fueron algunas de las cualidades por las que Zapata decidió invitarlo a su exposición. “Su obra de desnudos fue para mí una revelación”, enfatizó.
Según el presidente de la Casa de la Cultura Núcleo de Tungurahua, Germán Calvache, hay actualmente una explosión del arte plástico en la provincia. “Tenemos escultores, grabadores, pintores… Todos dentro de una línea académica que permitió abrir caminos y experimentar nuevas técnicas”.
La generación anterior también fue famosa; lo que denota que Tungurahua tiene una estirpe de artistas plásticos. Calvache recuerda los nombres de Paco Coello, Oswaldo Viteri, Shilob Bajante, Jaime Villa…
A escala local se percibe una línea de continuidad entre los maestros de los años cincuenta y sesenta, como Aníbal Villacís y las jóvenes promesas (entre quienes se incluye a Mayorga).
Calvache destaca la cantidad de acuarelistas que hay en Ambato; Franklin Ballesteros, Gonzalo Amancha, Galo Chávez, entre otros.
Por eso, la obra de Noé es importante para el país. “Es uno de los pintores que trabaja con más seriedad, lo que le da una fortaleza adicional: su experimentación le ha generado muchos aciertos”, dice Calvache.
Otra de las denominaciones que ha recibido Mayorga en su trayectoria es la de artista multidisciplinario. En su taller, además de pinturas, esculturas y máscaras, están también las piezas de la tradicional Escuela Quiteña, como crucifijos e imágenes de Jesús que restaura.
El artista recuerda que cuando estudiaba en el Colegio San Alfonso se graduó en química y biología porque la idea de su padre, el médico Luis Mayorga, era que siguiera una carrera similar a la suya. De hecho se matriculó en el primer año de Medicina en la Universidad Central, pero tiempo después se retiró.
Luego optó por estudiar en la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE), en la capital, donde obtuvo el título en Restauración de Obras de Arte y Museografía.
En contexto
La línea del arte plástico en la provincia ha derivado hacia la acuarela. En Tungurahua hay más de 20 representantes de esta técnica, uno de ellos es Noé Mayorga, quien recientemente expuso su colección pictórica con motivos de la recuperación de fiesta de las Octavas de Mocha.