El reto de estos jóvenes es volver a las aulas y dar la espalda a la deserción escolar. Ayer, 1 500 estudiantes regresaron al colegio después de haberse alejado de los estudios por un tiempo.Lo hicieron por el programa Ciclo Básico Acelerado (CBA), que nivela en los estudios a los alumnos que no culminaron octavo, noveno y décimo de básica.
Ya es el segundo año que el Municipio de Quito pone en marcha esta alternativa.
La ventaja para los estudiantes del CBA es que en un año terminan el ciclo básico (se ahorran dos) y luego pueden continuar en el bachillerato.
El CBA le ayudó a Mayra Valle, de 21 años, a dar otro paso hacia su sueño: “Tener una profesión”.Ella no ingresó a la secundaria, porque debía ayudar a sus padres a trabajar.
Después de 10 años de estar lejos de las aulas y trabajar como empleada doméstica, decidió volver a clases. Su esposo y su pequeña hija le apoyaron. Ahora dice tener una razón más. Acariciando su barriga afirma que otro bebé nacerá. “Quiero dar lo mejor a mis hijos”.
El Municipio abrió el programa CBA como respuesta a la exclusión escolar en el Distrito.
Juan Samaniego, director metropolitano de Educación, calcula que son 20 000 los jóvenes que deben reinsertarse a las clases: “Es importante que el sistema educativo se flexibilice para atender a la diversidad. El CBA debe expandirse más allá de los colegios municipales”.
El programa fue la oportunidad que esperaba Juan Carlos Tasiguano, de 20 años. Cuando debía ingresar al colegio, él prefirió no inscribirse para que sus hermanas menores -Gabriela y Rosa- lo hicieran. Volver a estudiar matemáticas fue lo más complicado para Juan Carlos, pero al final lo logró.
Igual hizo Daniel Hidalgo, de 19 años. Él padece el síndrome de Prader Willi, lo cual le hace víctima de obesidad permanente. Tuvo una fractura en su cadera y dejó los estudios. Su madre se puso como meta que el joven culminara el colegio.
Pero algunos se retiraron. En el ciclo 2009-2010 se inscribieron 620 y concluyeron 508. En la Unidad Educativa Bicentenario (Quitumbe), por ejemplo, ingresaron 100 y culminaron 71.
Juan Carlos Tobar, quien dirige el CBA en la Unidad, explica que pese a que asisten con empeño, algunos chicos tienen otras responsabilidades. Algunos se retiran porque tienen problemas de conducta.
Ayer empezaron clases 130 estudiantes en la Bicentenario. Cinco desertaron el ciclo pasado. Para habituar a los jóvenes se les hace un diagnóstico.
Los estudiantes tienen entre 15 y 21 años. Érick Orozco, de 17, y su tía Mayra Orozco, de 18, volvieron juntos al colegio. Érick, además, quiere estudiar en homenaje a su hijo Alexis, que nació hace 21 días.
Él abandonó el colegio a los 15 años. “Simplemente no quería estudiar”. Trabajó como cobrador en buses y en una bodega.
Las clases del CBA inician en el horario vespertino, de 14:00 a 18:00. Eso permite que los jóvenes puedan trabajar.
Héctor Suárez, que ya terminó el CBA, cuenta que sus días empezaban a las 04:00. A esa hora ayudaba a su padre a fabricar ladrillos. A las 11:00 volvía a casa para bañarse, descansar y comer algo para salir al colegio.
Al volver a casa, su familia lo recibía con orgullo. Héctor había tomado una decisión clave para su vida.