En el barrio Paltahuayco, en Célica-Loja (Ecuador), la sequía decide cuándo sembrar. Las quebradas ya no fluyen como antes. Pero en medio de la escasez, Christian Salvador Jiménez demuestra que la innovación también puede brotar en tierra seca. Este joven ingeniero en electrónica y telecomunicaciones, graduado de la UTPL en junio 2025, culminó su carrera con una obra singular: una planta hidropónica automatizada. La creó desde cero, tanto en su electrónica como en su estructura agrícola.
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La propuesta va más allá de sembrar sin tierra: es una infraestructura de producción agrícola inteligente. Funciona con sensores, controladores industriales y una lógica programada de riego, monitoreo y corrección automática de condiciones climáticas y de agua. En lugar de depender de lluvias o riego por inundación, cada gota es optimizada, cada parámetro, medido.
“La hidroponía 4.0 no solo significa cultivar sin tierra, sino producir con eficiencia y precisión… No necesitamos hectáreas, sino conocimiento, sensores y agua tratada con los nutrientes exactos”.
¿Por qué debes saber de hidroponía 4.0?
En Ecuador, más del 70% del consumo agrícola aún depende de métodos tradicionales, muchas veces ineficientes y vulnerables al cambio climático. En zonas rurales como Célica, donde la producción depende casi exclusivamente del régimen de lluvias, una mala temporada puede significar pérdidas. Lo que Jiménez propone no es solo un cambio de técnica, sino una alternativa tangible a la inseguridad alimentaria y a la migración rural. Este modelo no requiere extensas hectáreas ni ríos caudalosos. Solo necesita voluntad, tecnología y una conexión WiFi.
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La escena clave
Durante la construcción del invernadero, varios vecinos comenzaron a murmurar. ¿Será una gallera? ¿Un coliseo clandestino? Las paredes semiabiertas y la estructura metálica alimentaban la confusión. Hasta que Jiménez los enfrentó con una verdad impensada para muchos en la zona: “No es una gallera. Es una planta para cultivar con agua y sensores”. La sorpresa fue total. Una finca abandonada se convertía en una planta hidropónica, no de pelea.
¿Qué hay detrás de este proyecto de hidroponía 4.0?
El sistema agrícola ecuatoriano ha sido históricamente dependiente de ciclos de lluvia y métodos extensivos de cultivo, con poca tecnificación. En zonas como el sur de Loja, esta dependencia se agrava por el cambio climático, la falta de planificación hídrica y el éxodo de jóvenes que ven más futuro en la ciudad. Christian apunta al corazón del problema: un modelo agropecuario excluyente de la innovación, donde sembrar aún depende del azar del clima y de terrenos heredados. La tecnología 4.0 puede cambiar ese paradigma desde abajo, desde Célica.
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¿Cómo llegó hasta aquí?
La historia comienza en 2010, cuando Christian, aún adolescente, soñaba con criar cabras con su abuelo. La falta de alimento lo hizo fracasar, pero plantó la semilla de una inquietud: ¿Cómo producir más con menos? Durante la universidad, esa inquietud se transformó en búsqueda. Preguntó a docentes, investigó sobre sustratos, nutrientes y sistemas de control. Lo que empezó como curiosidad terminó como tesis de grado, luego como planta hidropónica y, hoy, como propuesta de país.
Entre bambalinas
Detrás del proyecto hay una silenciosa tensión entre costo y funcionalidad. Los controladores lógicos industriales (PLC) que permiten automatizar sistemas agrícolas son prohibitivos para un joven universitario. Christian lo resolvió fabricando sus propias placas electrónicas, con diseño y ensamblaje propio, por menos del 20% del costo de un PLC estándar. Esa decisión -arriesgada, autodidacta, ambiciosa- es también una crítica implícita al acceso desigual a la tecnología industrial. En vez de esperar subsidios, Salvador creó su propia herramienta para democratizar la automatización.
La verdad de los datos
El sistema usa apenas 1 000 litros de agua en reservorios para todo un ciclo de producción, frente a los riegos tradicionales que consumen miles de litros por hectárea. La producción controlada permite mantener el pH, la temperatura y la conductividad eléctrica en rangos ideales para fresa, melón, tomate riñón y forraje verde. La automatización reduce la necesidad de personal y garantiza uniformidad. Según Christian, la calidad obtenida en estos cultivos es equiparable con estándares internacionales de exportación.
Claves para entender la hidroponía 4.0
Hidroponía no es solo “cultivar sin tierra”, sino optimizar cada recurso. Permite producción vertical, reutilización de agua, control climático y aplicación de nutrientes a medida. En Ecuador, donde el 66,8% de hogares no tiene computadora o tablet, el reto no es tecnológico sino de enfoque: ¿por qué no invertir en que nuestras comunidades sean autosuficientes y tecnificadas desde sus propias realidades?
El dato que sorprende
La placa electrónica central del sistema, diseñada por Jiménez, cumple normativas internacionales como IPC-2221, UL796 e ISO 9001, y cuesta 81,53 dólares por unidad. Puede usarse no solo en hidroponía, sino en domótica, riego, automatización industrial. En un país que importa la mayoría de su tecnología, un joven de 30 años creó un cerebro electrónico en el sur de Loja.
Lo que viene para el proyecto
El sistema comenzará su producción en septiembre. Christian proyecta integrar piscicultura y expandirse a cultivos como café, cacao, arándano y lechuga, hasta llegar a modelos de acuaponía completamente sostenibles. Además, ya trabaja en una línea de microelectrónica nacional para impulsar la industria 4.0 desde las zonas rurales del Ecuador. Su visión es clara: que lo que hoy es una planta experimental en Célica sea el primer eslabón de una red agrícola moderna, descentralizada y resiliente.