Fray Manuel de Encilla, mercedario, retornaba en 1763 de su misión ubicada en la zona de Lita, cuando aquejado por el mal de tabardillo, enfermedad muy peligrosa para su tiempo, debió pedir ayuda en la hacienda La Concepción -administrada por los jesuitas y ubicada en el valle del río Mira (Esmeraldas)- para curar su dolencia, que si no era tratada de forma oportuna causaba irremediablemente la muerte. Nótese que el religioso recoge en su informe la pronunciación original de su interlocutor.