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En la medicina ancestral tsáchila se preparan dos tipos de pócimas. Una es energéticas y otra curativa.
Eduardo Landeta creció en Santo Domingo de los Tsáchilas, la tierra donde se forman los medallistas mundiales e internacionales de los saltos largo y triple de Ecuador.
El sabor tradicional del maito ha variado en los últimos 50 años. El plato típico tsáchila se compone de un pescado de río, envuelto en hojas de bijao y cocinado al vapor. Pero el aliño del platillo empezó a cambiar desde que los nativos empezaron a tener contacto con los mestizos.
El traspaso de los conocimientos ancestrales en la nacionalidad Tsáchila es para las familias un proceso que a través de los años se venía realizando a través de la tradición oral.
El río Shino-Pi, de la comuna tsáchila Colorados del Búa, es el menos contaminado de la nacionalidad radicada en Santo Domingo. Esto se debe a que 22 familias de la nacionalidad Tsáchila decidieron unirse, hace 13 años, para recuperar el afluente y 20 hectáreas de bosque.
Una mancha negra y un fuerte olor a podredumbre sobre el río Peripa alertó a los tsáchilas que viven cerca del afluente, en Santo Domingo.
El plan de vida de los tsáchilas debe ser actualizado. A esa conclusión llegaron los nativos tras participar de un congreso extraordinario.
La comuna tsáchila Colorados del Búa ha fortalecido el turismo ecológico y cultural, en los últimos 12 años.
Los tsáchilas conservan la tradición de procesar la ayahuasca en un recipiente especial de bronce, siguiendo el ejemplo que les dejó como legado su máximo líder, el extinto Abraham Calazacón.
Hasta hace 60 años, los tsáchilas se alimentaban de los productos que cosechaban en sus parcelas. Pero el intercambio cultural con los mestizos que se radicaron en Santo Domingo hizo que se introdujeran nuevos productos en su dieta diaria, según Francisco Aguavil, historiador tsáchila.
El fuego es uno de los elementos más importantes en los rituales tsáchilas. Para los chamanes de esa nacionalidad, radicada en Santo Domingo, el fuego es la luz que les permite ver a los dioses, quienes muestran el camino de la sanación.
La oscuridad de la noche es ideal para conseguir una conexión más íntima con la naturaleza que bordea las comunas donde habitan los tsáchilas.
En la comuna Congoma se desarrolla una investigación para interpretar las leyendas y mitos tsáchilas. El proyecto nació hace un año, cuando una investigación determinó que 60% de los niños y jóvenes de esa comuna no conocía la tradición oral tsáchila ni hablaba el tsa’fiki, el idioma ancestral.
Los tsáchilas trabajan a contrarreloj para lograr la declaratoria de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Los guías turísticos del centro cultural Mishily imparten el idioma tsáfiki a los turistas. Antes de iniciar el recorrido, los guías nativos enseñan a saludar en su lengua natal. Al finalizar la jornada, los turistas deben aprender al menos tres palabras: Tsara ma joe (buenos días), Aman - kirantsa joe (hasta luego) y Jo - ó (Gracias).
Para la cosmovisión tsáchila, la danza es un canal que les permite comunicarse con los dioses de la naturaleza.
La naturaleza contrasta con las casas tradicionales que se caracterizan por su rusticidad.
Las costumbres del día a día de los nativos tsáchilas se expresan en diversos entornos. El más común es a través de la música porque acuden a sus instrumentos ancestrales para contar, por ejemplo, cómo las mujeres son un pilar fundamental en las labores dentro de las comunas.
Después de haber vivido una década fuera de Ecuador, el baterista, percusionista y productor Danilo Arroyo decidió volver al país y reconectarse con su identidad. Su recorrido con los ritmos ecuatorianos se inició con la producción del disco de Mateo Kingman, pero luego presentó su propio proyecto de fusión rítmica.
Los centros culturales y turísticos que se han creado en las comunas tsáchilas han ayudado a rescatar costumbres y tradiciones.