The New York Times critica las deportaciones desde Galápagos

Olga Imbaquingo. Nueva York

Galápagos, al igual que el cambio climático y todas sus derivaciones, es una constante en la agenda del The New York Times, el diario más importante de Estados Unidos. El lunes el diario volvió a visitar las islas para hablar del elemento que representa el mayor peligro para las especies endémicas que inspiraron la teoría de la evolución de  Darwin: el hombre.

“Para proteger a Galápagos, Ecuador limita la presencia de la especie de dos piernas”, tituló en su nota que le da la principal foto de su portada en la edición de papel. En la última década, el diario denuncia que la población ha alcanzado los 30 000 habitantes, al punto en que ese crecimiento ya está dañando el ecosistema, lo cual perturba a los ecologistas e incluso al Gobierno.

Del Gobierno, aunque no lo dice textualmente, plantea el asunto de un doble discurso, que por un lado todavía da la bienvenida al crecimiento de la industria turística y por otro ya ha expulsado a unos 1 000 ecuatorianos pobres de las islas y está en proceso de “deportar” muchos más.

“La expulsión de inmigrantes llegados a las islas está alimentando una reacción violenta, entre los que se sienten castigados, mientras el país sigue gozando de los millones de dólares que le deja el turismo a una de las naciones más pobres de Sudamérica”. Ejemplifica el caso de Olga, la hija de María de Reina Bustos, quien hace poco sin razón fue detenida por la Policía cerca de la barriada La Cascada, puesta en un avión y enviada al Ecuador continental.

Durante décadas las autoridades no han hecho casi nada para prevenir la explosión demográfica en Galápagos, en parte animadas por la industria del turismo, mientras la gente ahora empieza a llamar a la Policía ‘la migra’.

El problema es que “el mismo Gobierno que controla las expulsiones de habitantes ofrece subsidios a quienes viven en Galápagos”.

En las islas además siendo un trabajador de la construcción se puede lograr un salario de USD 1 500, mientras en el país continental no más de 500. Un nuevo fenómeno además echa raíces en las islas: hace seis años un pedazo de terreno costaba USD 600, hoy no menos de 8 000.

Hay un mercado turbio de matrimonios para casarse con residentes en las islas y así garantizar la permanencia, el costo de la gasolina es el mismo que en el continente y los pasajes de avión cuestan una fracción de lo que pagan los extranjeros. El esquizofrénico punto de vista tiene eco entre los residentes de las islas que se sienten que se los están “deportando como animales”, según la opinión de una indígena que llegó a vivir a las islas cuando tenía 14 años.

La agencia Reuters también sacó un reportaje en inglés donde habla de que primero fue Darwin y ahora el cambio climático que llega a Galápagos. “Los científicos ahora mismo tratan de buscar maneras de proteger especies como los patas azules”. Según los científicos, los frecuentes cambios en la temperatura del mar y la muerte de los arrecifes de coral muestran que el calentamiento global está exigiendo su precio a la vida marina.

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