A poco más de dos meses, los hinchas españoles señalan ya en rojo la llegada de otro superclásico con la final de la Copa del Rey, un evento que hasta su disputa propone muchas incógnitas y más presión para Barcelona y Real Madrid.
La primera incógnita tiene que ver con la propia celebración del evento en sí, que espera fecha y sede definitivas. Son dos dudas ya habituales en cada edición, pues el fútbol español nunca consigue ponerse de acuerdo con antelación sobre día y ciudad para el partido.
En este caso las posturas parecen más cercanas que en otros años, pues existe el precedente de la final 2011 con los mismos protagonistas. Entonces, se disputó en el estadio de Mestalla, en Valencia, y lo más factible es que se repita la sede.
Y quedaría por definir el día del gran partido. A comienzos de temporada, la Federación Española fijó el sábado 19 de abril, pero la semana siguiente se juegan las semifinales de la Liga de Campeones y tanto Real Madrid como Barcelona aspiran a estar en ellas.
Por eso, ahora comienza a contemplarse la posibilidad de que el partido se adelante al viernes 18, para ganar un día y preparar mejor esa hipotética semifinal continental.
“Nos reuniremos en los próximos días con representantes de Real Madrid y Barcelona, y si hay un acuerdo decidiremos de inmediato”, explicó el portavoz de la Federación Española, Jorge Carretero.
Y si se mantienen dudas sobre los aspectos organizativos, muchas más aparecen en el aspecto deportivo. Quién sabe cómo llegarán ambos a esa final que ahora parece lejana. En estos momentos, Real Madrid parece fuerte y el Barcelona alberga algunas dudas más.