En una ciudad como la nuestra rodeada de montañas y con calles demasiado angostas debemos invertir en pasos a desnivel en las intersecciones congestionadas en extremo, y usar los parques de la ciudad en la construcción de grandes parqueaderos subterráneos, mismos que con un módico costo obligaría a los propietarios de vehículos a dejar sus autos cuando van a un sitio determinado, por un corto tiempo a realizar alguna gestión de carácter personal, lo mismo sucedería con los oficinistas que permanecen ocho horas o más en sus oficinas, aliviando el tráfico por las calles angostas de la ciudad de Quito en beneficio de quienes transitan por ellas.
Cómo se aliviaría el tráfico en la ciudad si bajo los parques como: La Carolina, El Ejido, Alameda, Gabriela Mistral, y el de la América y la Gasca, solo para citar unos pocos ejemplos, se convertirían en parqueaderos públicos municipales.
Adicionalmente en función del crecimiento vehicular, es menester una nueva planificación de la ciudad para que todas las calles y veredas que se construyan en el futuro tengan mayor ancho. Las primeras darían fluidez al tráfico y las segundas podría tener una parte de verdor contribuyendo al ornato de la “Carita de Dios”. Solo así podremos decir “que podemos vivir mejor”.