Los monstruos, en su concepción ligada a la mitología y la ficción, existen por una sola razón: tenemos miedo. Esos seres impropios del orden natural, abominable y aterradores, están presentes desde que la humanidad cayó en cuenta de sus temores e ideó formas para administrar el miedo, para enfrentarlo y, por supuesto, para sacarle provecho.