Su arquitectura transporta a peatones, moradores y conductores hacia el Quito del pasado, cuando la ciudad se extendía hacia La Mariscal y La Floresta, en las primeras décadas del siglo XX. Su diseño republicano está empañado por el paso de los años; pero, más todavía por el abandono, lo que ha dado pauta a que se tejan una serie de historias.
En La Mariscal, centro norte de Quito, existen inmuebles abandonados. En el sector el m2 de terreno cuesta de USD 700 a 900. Esa administración registra 22 propiedades consideradas en abandono.
La habitación de Jacqueline Freire parece el hogar temporal de quien cuida una construcción y no el lugar en donde ha vivido una década con su madre Graciela Tapia, de 84 años.