Lucía Ponce CorreaSin desmerecer la estupenda interpretación musical del grupo el pasado 1 de abril, hay algunas puntualizaciones que es necesario hacer sobre el espectáculo: primero, el concierto estaba anunciado para las ocho de la noche, la banda salió al escenario a las doce de la noche. El público no se merece ese trato y las autoridades deben tomar cartas en el asunto. Segundo, la gente empezó a llegar desde la mañana al estadio Atahualpa, pero las puertas no se abrieron sino antes de las siete de la noche, es obvio que si lo hubieran hecho a las cuatro de la tarde la entrada habría sido ordenada y no en la típica montonera con sello ecuatoriano. Tercero, uno de los teloneros fue una banda estadounidense de pésima calidad, que abusó de la paciencia del público al quedarse en el escenario una hora, con todo menos con música, se debió escoger un conjunto ecuatoriano.