Estudios genéticos, morfológicos y químicos pudieron identificar a los dos bebés de un doble entierro de 31 000 años en Austria como gemelos idénticos y descifrar su corto tiempo de supervivencia.
Cuando Ericka Basantes, de 43 años, superó el tercer mes de embarazo se sometió a una serie de exámenes para conocer el estado de salud de su hija. Primero se hizo dos ecografías -simple y tridimensional- en donde se veían anomalías en la nuca y la cabeza. Esto, cuenta, indicaba que podría tener síndrome de Down, una alteración en los genes de la bebé.