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Diecisiete millones de jóvenes en Colombia de entre 15 y 24 años. La población más joven del mundo está en América Latina; está, pero marginada. Ha vivido y crecido bajo una lógica de adultos, políticas adultocentristas. Políticas que siguen pensando en formas de estudio y trabajo vinculados al mundo empresarial desaparecido. Con valores relacionados al acumulamiento de capital y al consumo. Ahora, más aún en épocas de pandemia, la informalidad laboral campea y los contratos se convierten en trámites por resultados, valorados precariamente. La mayoría son “ninis”, ni estudian ni trabajan; “juvenicidio”, como lo llaman en la Argentina, es decir, matarlos por su condición de juventud, viviendo la desocupación y falta de oportunidades.
Es por demás conocido y comentado, que el Sistema de Vigilancia Epidemiológico del Ecuador, que incluye el área de las dos medicinas: humana y veterinaria, hoy lamentablemente separados, debe ser revisado y urgentemente cambiado, aspecto lamentablemente visible en China, donde la ciencia comprobó la desestimación de los informes veterinarios que debieron producirse para facilitar el origen y seguimiento del virus que lamentablemente se extendió por el mundo produciendo este terrible azote que nos aniquila como humanidad. Esta inexplicable acción, continua visible hasta ahora, desestimándose en el fondo, el elevado valor que la Medicina Veterinaria provee al conocimiento de las epizootias que afectan al hombre y los animales en la tierra, hablando la OPS inútilmente de “Una Sola Salud”, que solo existe en el papel.
Un ecuatoriano fue capturado, este domingo 5 de agosto, en Colombia, acusado de secuestrar al equipo de prensa del diario El Comercio de Quito asesinado en cautiverio en abril en una zona limítrofe entre ambos países, informaron fuentes oficiales.