Lucía Bosé supo vivir su vida y disfrutarla con pasión hasta el final de sus días, siempre enérgica, sincera y decidida a decir lo que pensaba, dueña de una belleza serena, lejos de la exuberancia de estrellas del cine italiano como Sofía Loren o Gina Lollobrigida, que cautivó a Luis M. Dominguín.