En los cantones Sigchos, Saquisilí y Latacunga, de la provincia de Cotopaxi, la FAO aplica un proyecto para rescatar la siembra y el consumo de los productos agrícolas nativos.
Por ejemplo, están la quinua, mashua, oca, haba, jícama, cebada, papa, amaranto, melloco y trigo. El proyecto incluye talleres de capacitación en áreas de producción orgánica con conocimientos ancestrales, comercialización, manejo de páramos, ecoturismo, crianza de alpacas y la implantación de huertos familiares.
El plan beneficia a 1 500 familias de 30 comunidades y tiene una inversión de USD 400 000, con una contraparte del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca (Magap).
El estudio está a cargo de un grupo de investigadores de la FAO con el apoyo de la Unión de Organizaciones Campesinas del Norte de Cotopaxi (Unocanc). Concluirá en agosto de este año.
Norma Iza, responsable del Eje de Desarrollo Económico de la Unocanc, dijo que con los resultados de la investigación se elabora un manual de cultivos ancestrales andinos para los campesinos. “La idea es que cada familia consuma productos sanos y no contaminen el suelo, el agua y el ambiente”.
Manuel Zuquilanda, investigador de la FAO, indicó que para el manual conversarán con la gente longeva de las comunidades.
A través de ellos identificarán los productos y variedades de semillas nativas y las más resistentes a las plagas, como ocas, mellocos, mashua, habas y cebada.
Según Iza, en el momento, 22 familias trabajan en sus huertos. Producen sin químicos ocas, mashua, papas, cebada, zanahoria y acelga para su alimentación. El plan también busca que los campesinos comercialicen los excedentes en los mercados.