Redacción Guayaquil y El Mercurio, Chile, GDA
Con sus ojos llorosos, Emilio recibió anoche la pequeña urna de madera que contenía los restos de su hermana Ana Celia Vivero Ayoví.
Ella es una ecuatoriana que formó parte de las víctimas del terremoto que sacudió el sur de Chile el sábado pasado.
La entrega de la urna mortuorio lo hizo Hernán Holguín, subsecretario de la Secretaria Nacional del Migrante (Senami), organismo que gestionó el traslado de 67 compatriotas que residían en varias ciudades chilenas.
“Agradezco por haber traído a mi hermana en menos de una semana y a mis cuatro sobrinos…”, dijo Emilio tras reiterar en la ayuda gubernamental que ha recibido y que le han prometido para terminar la casa que comenzó a construir la fallecida.
El arribo de los compatriotas a la Base Aérea Simón Bolívar estaba previsto para las 18:00, pero ocurrió pasadas las 19:20, en un avión de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE). 12 de ellos son de Guayaquil, 11 de Quito y el resto de otras ciudades del país.
Holguín precisó que 43 de los compatriotas arribaron en condiciones vulnerables. Es decir, lo han perdido todo porque habitaban en Concepción y en Santiago, poblaciones mayormente afectadas por el terremoto.
El Estado se comprometió a ayudarlos. “Podemos hablar de microcréditos, viviendas, empleos que pueden ser dados, de tal modo que puedan reconstruir su vida…”, expresó el funcionario.
Otro grupo de compatriotas llegará en los próximos días. La Embajada ecuatoriana estima que hay unos 25 mil ecuatorianos residiendo en Chile.
El vuelo empezó en Concepción, en medio del drama. “Nos vamos, gracias a Dios”, repetían una y otra vez entre la pena y el miedo los ecuatorianos que abordaron un Hércules de la Fuerza Aérea Ecuatoriana, que había llegado a Chile con ayuda humanitaria y los sacó de la zona devastada por el terremoto.
Varios son sobrevivientes y estuvieron en algunos de los puntos más críticos de la tragedia.
Los Tapia-Benítez escaparon “de milagro” cuando se desmoronó el ya emblemático edificio Alto Río; las primas Tambaco y Cando no se cansan de agradecer a los carabineros que las alertaron cuando dormían en la playa de Dichato. Los hermanos Toca, quienes tras derrumbarse su edificio, con la pérdida de todas sus pertenencias, debieron armarse y luchar, incluso a palos, con hordas que asaltaron el edifico donde residían, en San Pedro de La Paz.
La hija de Álex Tapia no quería soltar a su padre, un oficial de la Marina, que debe permanecer en Chile porque en el astillero Asmar está en reparaciones el submarino Shyri.
Pero en Carriel Sur la capacidad limitada del avión ecuatoriano obligó a priorizar. Mujeres y niños fueron prioridad, explica Carlos Martínez, de la Embajada de Ecuador en Chile.
Muchos se quedaron en Concepción con la esperanza de que el presidente Rafael Correa mande otro avión, “porque son muchos los ecuatorianos que estamos sufriendo”, señaló Cristian Toca.