En un centro de acopio, en San Vicente (Manabí), laboran como hormigas. Hay cadenas para embarcar agua. Otra para clasificar ropa. Más allá están enfundando víveres. Ponen arroz, azúcar, atún… Todos son voluntarios y la tarea es exigente desde muy temprano y hasta entrada la noche, para ayudar a los afectados del terremoto del 16 de abril. Hay coordinadores para cada función.