La cena se sirve a la luz de las velas, con vista al mar. Llega a cuenta gotas, plato por plato. De fondo, resuenan notas de jazz dulce, a veces bossa nova. Los meseros, sincronizados, sirven los pasa bocas: queso ricotta de ordeño propio, con un toque de pistachos y aceite de oliva. Contraste de texturas para despertar el paladar.