No es como cualquier clase de yoga. El silencio no rige en las asanas; sino las voces guturales, el movimiento de la cabeza y el gesto icónico del rock/metal: la elevación de los dedos índice y meñique al compás de los riffs de un playlist ‘pesado’. Así es una sesión de yoga con Saskia Thode, precursora del metal yoga a escala mundial.