Como señalan Anzorena, 2012; Booher, 2008; Ehrlich, 2002, la calidad de nuestra comunicación afecta el entorno, nos relaciona y define pautas de seguridad y confianza así como de efectividad para alcanzar los objetivos con los demás. Nuestra afectividad se ve puesta de manifiesto en cada palabra, en cada escrito.