Los exteriores del Registro Civil, en el centro de Cuenca, están llenos. Cientos de personas hacen fila entre improvisados cercos de hierro y otros están sentados en el piso, a la espera de conseguir un turno para obtener el pasaporte.
Hay madres con niños en brazos, personas de la tercera edad y vendedores informales de alimentos, emplasticado de documentos, fotografías, copias y más productos.
Entre las largas filas, la mayoría de las personas cuenta que llevan dos días durmiendo a la intemperie. Este mediodía, Viviana Morocho, de 28 años, protegía a su hija de 10, con una sombrilla, sentadas en el piso. Se veía agotada porque pasó la noche en el lugar y no alcanzó un turno. Tenía previsto quedarse hasta conseguir el pasaporte para su hija.
Ella contó que a eso de las 22:00, cuando llegó al Registro Civil había unas 200 personas en fila, pero la mayoría guarda espacio para cinco personas que llegan a la mañana siguiente. “Es terrible, hay tramitadores que cobran USD 60 por un puesto”.
Morocho dijo que no tiene planes de viajar, pero que necesita el documento por cualquier ‘eventualidad’. No obstante, Diego Cabezas, coordinador zonal del Registro Civil, sostuvo que esta problemática se debe al nuevo repunte migratorio en el país.
Esta demanda empezó a mediados del 2020, pero desde noviembre hay una especie de colapso en el servicio de pasaporte. Cabezas argumentó que el problema se agrava porque a esta dependencia llegan personas de las distintas ciudades del país y que a nadie se puede negar la atención.
A diario imprimen sobre los 600 pasaportes, de los cuales unos 350 son de azuayos y la diferencia proviene de otras provincias del país. Darwin Álvarez, de 24 años, llegó de Biblián, Cañar, “porque el Registro Civil de Azogues está colapsado”.
Él consiguió un turno, tras dos días de dormir afuera de la institución, pero hasta las 13:00 no era atendido. Atrás de Álvarez estaba José Chimbolema, de 48 años, oriundo de Chimborazo. Llegó el miércoles, porque conoció que unos conocidos sacaron el documento en esta ciudad. Álvarez y Chimbolema admiten que van a migrar.
Según Cabezas, alrededor de 1 000 personas diarias necesitan el pasaporte. “Hay una crisis migratoria que hay que reconocer que rebasa todas las posibilidades de atención”. Para cubrir la demanda, esta dependencia incrementó el personal y atiende de lunes a sábado, pero estas medidas tampoco han sido suficientes.