Patricia González Chacín
El Comercio (I)
ICFJ / Connectas
Gabriel era el portero del equipo de fútbol “Los de Arriba” del barrio Las Orquídeas, sector Monjas de Quito,
en la capital de Ecuador. Jugaba en una de las posiciones con mayor responsabilidad del campo de juego. En el
Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) también tenía una posición de peso: era líder de Talento Humano
(designado el 4 de septiembre de 2015) de la Subdirección Provincial de Servicios Corporativos de Pichincha.
Desde esa área, en la que debía supervisar los procesos de contratación, Gabriel aprovechó para hacer jugadas por
fuera de la Ley, según el proceso que reposa en la Fiscalía. El funcionario puso precio a los puestos en la institución:
entre noviembre del 2016 y abril del 2017, nueve personas ingresaron al IESS tras haberle pagado por el cargo. Según
consta en la nómina de octubre del 2019, al menos tres continúan laborando para el Seguro Social, entidad que brinda
atención médica a más de la mitad de la población de Ecuador.
El exfuncionario fue declarado culpable por el Tribunal de Garantías Penales de Quito por delito de concusión
(cobro de cuotas por parte de un servidor público, abusando de su cargo) con agravantes, al haber complicidad
de otra persona. El pasado 15 de marzo, esa corte lo sentenció a siete años y cuatro meses de privación de libertad.
Además, deberá pagar una multa de 12 salarios básicos (USD 4 728) y ofrecer disculpas públicas al IESS.
La jugada de Gabriel no era tarea difícil en medio de la recesión económica que atravesaba el país en el 2016.
El desempleo tocó las puertas de muchos hogares, que se vieron en situaciones desesperadas. Esa era la realidad
que atravesaba una extrabajadora del IESS (quien pidió reservar su identidad).
Su marido y Gabriel jugaban juntos en las canchas de Las Orquídeas. En ese entonces, ella se encontraba desempleada
y estaba cerca de dar a luz a su segundo hijo. En casa, el único ingreso (USD 500 al mes) era el de su esposo.
Gracias al fútbol también se conocieron años atrás Gabriel y Marco, quien no laboraba en el IESS y, según la Fiscalía,
fue su cómplice para la venta de puestos en la entidad. Entre familiares, amigos y la camaradería del fútbol, Marco
consiguió personas necesitadas de empleo, a cambio de recibir un 20% del valor que se exigía por cada puesto.
Por intermedio de él, la exempleada contactó al entonces funcionario del IESS para acceder a un empleo en el Seguro.
Por un mensaje de WhatsApp, el exlíder de Talento Humano de Pichincha dijo que le ayudaría, pero que eso tenía un
costo: USD 1 000, que debía depositarle en su cuenta personal.
Un familiar le prestó el dinero y ese mismo día hicieron el depósito. Envió por correo los documentos requeridos,
le hicieron una entrevista e ingresó el 1 de diciembre del 2016. Según contó, Gabriel, personalmente, la acompañó
ese día al área de Cartera y Coactiva de la Dirección Provincial, en la matriz del IESS en Quito, donde comenzaría a
trabajar para el ‘call center’, realizando llamadas de cobranza a empleadores en mora.
Junto a ella ingresó otra persona al mismo departamento, quien también habría pagado USD 1 000 por el cargo y quien todavía trabaja para el IESS.
La investigación de Fiscalía detectó que, al menos, ocho personas ingresaron al ‘call center’ del área de Cartera y Coactiva de Pichincha
y otra al Centro de Salud de Machachi, un cantón del centro del país, tras haber hecho un pago.
Los cargos vendidos fueron de oficinista, asistente administrativo y auxiliar de contabilidad, con salarios de entre USD 817 y USD 1 287.
La promesa era una renovación de los contratos ocasionales por tres años.
Según declararon los implicados, algunos firmaron contratos meses después y, al menos, una persona nunca lo hizo, a pesar de haber laborado ocho meses para el IESS.
Las tarifas por puestos fueron desde USD 750 hasta 2000. Debido a las condiciones económicas de los interesados,
algunos cancelaron una parte del monto exigido antes de ingresar y el saldo luego de cobrar el primer mes de sueldo.
En total, Gabriel recibió pagos por USD 10 750, según la investigación.