Solamente con leer el título de este artículo de opinión se denota arrogancia, se insinúa prepotencia y se invita a un desafío. No, no voy a desafiar a nadie, me limito a llamar la atención de la importancia que tienen las palabras y los mensajes.
Hace algunos años se hablaba de los pactos de la regalada gana, palabras que justificaban el hecho de que si se ostenta el poder no hay que rendir cuentas a nadie y hay que hacer lo que dice el dueño del país o del circo.
¿Cuál es la necesidad de recurrir a estas dos palabritas desafiantes cuando se puede ser cortés sin necesidad de ser débil? Durante el Mundial llenaron los espacios de la televisión con cucarachas, serpientes y gestos desafiantes.
Ahora los ‘creativos’ lanzan otra campaña, que me parece adecuada en cuanto a su concepto, pero absolutamente desatinada en el modo de presentarla. Está bien advertir que el machismo es perverso, pero ¿por qué añaden y qué?
Esas dos palabritas pudieran justificar el anuncio presidencial, después de más de cuatro horas de discurso, que concluyó en un pedido de amnistía para Alberto Dahik.
El caso del ex Vicepresidente es uno de los pocos que ha unido en torno a un solo personaje a la izquierda y a la derecha. Si el Presidente no lo hubiera anunciado, ningún legislador oficialista se atrevería siquiera a insinuar semejante posibilidad. Y qué.
En una carta a EL COMERCIO, el señor Manuel Maldonado cita a una diputada socialista, a una derechista y a otro que cambió su voto por una universidad. Todos justifican con desparpajo sus acciones: Y qué.
A pesar de todos los mensajes negativos que circulan en los medios, invito a que pongan mucha atención a uno de la Contraloría, mediante el cual se pretende advertir a los funcionarios públicos que se abstengan de usar los vehículos oficiales.
Es una campaña de profundo significado cívico que debería ser tomada muy en cuenta. ¿Han notado cómo se ha renovado el parque automotor de la burocracia? Lindos carros del año, con placas del Estado, circulan orondos los fines de semana por las calles, por las vías exclusivas del trolebús o por las reconstruidas carreteras del país.
Da la impresión que algunos policías tiemblan para increpar a los inescrupulosos que insisten en manejar vehículos oficiales para asuntos absolutamente particulares. Se van a disgustar con la Contraloría, pero si no hay acción no habrá reacción y el abuso continuará.
La Contraloría pudiera decir y qué, pero enfatiza en lo cívico del mensaje y no en la prepotencia, no desafía, actúa. Se trata de mensajes positivos, pese a que los que cometen los abusos pudieran calificarlos como negativos. Sí, negativos para sus intereses personales, pero muy positivos para el país. Así también se hace y se construye Patria. Y qué’