Cumplió el Ministro Cassinelli: el viernes se firmó la adhesión del Ecuador al acuerdo U.E.-CAN. Ojalá se logre la ratificación de los sendos poderes legislativos antes de fin de año.
El sector privado debe delinear una estrategia pro-exportación para proponer al gobierno entrante. El próximo gobierno tendrá una mejor disposición hacia la empresa privada. Esto va de cajón con Guillermo Lasso o Cynthia Viteri, y sería de esperar de Paco Moncayo. Lenin Moreno ha puesto distancia con la política de confrontación del gobierno actual.
El país necesita exportar más, y las políticas públicas no han sido favorables.
La política económica no ha tenido el control de la inflación entre sus objetivos, lo que correspondía hacer en una política dolarizada. Las empinadas alzas salariales, el aumento de la tramitología, la excesiva rigidez laboral, el encarecimiento de los insumos y bienes de capital de las empresas via aranceles y salvaguardias, todo ello nos resta competitividad. Hoy el Ecuador es un país caro para producir. Las empresas nacionales que saben producir para exportar contemplan instalar subsidiarias en Perú o Colombia, por los costos más bajos.
Nos perjudica la falta de acceso a los mercados, lo que en el caso de Europa viene de solucionarse. Con Europa, ahora es necesario recuperar mercados perdidos, particularmente en banano, en que hemos tenido un arancel más alto, y en productos que no gozaron de preferencias y ahora entrarán con cero arancel.
Hay que plantear al nuevo gobierno entrar a la Alianza para el Pacífico. Abrir el mercado japonés. En cuanto al resto de Asia, exporta productos que nosotros producimos, con costos más bajos, ya que no tienen las normas de protección laboral y ambiental que son habituales en América Latina. Por lo que es necesario hacer un detallado estudio del costo beneficio de un acuerdo.
EE.UU. presenta un particular desafío: En Quito habrá nuevo gobierno cuatro meses después que en Washington, y Trump se propone dar un giro radical a la política comercial, incluso renegociar tratados. El cambio drástico abre oportunidades pero también presenta amenazas, y se requiere aprovechar las primeras y neutralizar las segundas.
Sería conveniente eliminar algunos irritantes: entre ellos acelerar el desmantelamiento de la salvaguardia. Hay que hacer presencia en Washington y New York, para tender puentes con la nueva administración así como con potenciales inversionistas y clientes.
Los últimos diez años fueron el auge de la globalización, y no los aprovechamos para incrementar nuestras exportaciones no petroleras (en relación al PIB). Ahora el mundo entra en una fase proteccionista; será más dura la tarea. Pero hay que emprenderla, ya no podemos vivir de exportaciones petroleras.