El Presidente electo del Brasil es tajante en sus pronunciamientos económicos: habrá medidas de shock. En un año bajará el déficit fiscal a cero, promete. Con Dilma el déficit alcanzó un pico de 9,1% en 2015 y Temer lo bajó a 7,7% en 2017. (Cepal) Bolsonaro se desmarca de la política de Macri y Moreno, los dos primeros en hacer frente a una desastrosa herencia fiscal. Ambos optaron por el gradualismo.
En 2015 Macri asumió en Argentina, con un déficit de 3,7%, y para 2017 ha subido a 6,0%. Argentina aún no atina en el ajuste, tiene inflación de 40%, dólar desbocado, pidió un nuevo crédito al Fondo Monetario, y en septiembre anunció un fuerte ajuste fiscal.
Moreno recibió un déficit de 5.6% en 2016, mayor al argentino, no tan alto como el brasileño. No ajustó nada en 2017, y subió a 5,9%. En 2018 recorta la inversión, y el déficit bajaría a entre 4,0% y 4,5%. Falta reducir el gasto corriente: veremos la Proforma 2019.
Macri y Moreno optaron por el gradualismo por razones políticas: los nuestros son pueblos no acostumbrados a los ajustes drásticos; son gobiernos democráticos en que se respetan las protestas, la oposición legislativa y la independencia de las cortes. Brasil tiene las mismas características democráticas y a Bolsonaro no lo acompañó una victoria de su partido en las legislativas. Sin embargo, impulsará un ajuste a lo Pinochet.
A Pinochet, quien como buen militar era estatizante, lo convenció Milton Friedman, quien le dijo que un ajuste económico es como cortarle la cola a un perro: de un solo tajo, y no por trocitos.
Pinochet recortó el gasto público, privatizó las empresas estatales, bajó los aranceles, y su ministro José Piñera (un año mayor que su famoso hermano Sebastián), estableció un sistema de pensiones privado que sustituyó a la seguridad social.
En Brasil, a la cabeza del programa económico estará Paulo Guedes, que estudió en Chicago con Friedman, y trabajó en el Banco Central Chile durante el gobierno de Pinochet, con sus compañeros Chicago Boys, ya que se sentía fuera de lugar en el Brasil proteccionista.
El Presidente de Chile ha declarado que Bolsonaro “en lo económico apunta en la buena dirección”. Bolsonaro anuncia que su primer viaje oficial al exterior será a Santiago.
Para Brasil, es de esperar una drástica reducción del gasto público, extensas privatizaciones, la implantación de un sistema privado de pensiones.
En lo internacional se pondrá fin al proteccionismo. Si esto incluye a los bienes primarios, favorecerá sobre todo a nuestras exportaciones de banano, camarón y atún.
La reducción de aranceles la hará Brasil sin miramientos con el Mercosur, declara Guedes. Probablemente Macri vea esta iniciativa con simpatía, y se sume. Se viene una triple alianza Brasilia-Buenos Aires-Santiago.