En la Constitución vigente está escrito: “Decidimos construir una nueva forma de convivencia ciudadana” (Preámbulo)… “Ecuador es un Estado constitucional de derechos y justicia social, democrático”… (Principios fundamentales).
Dispone que actuarán organizaciones políticas de dos características: Partidos y Movimientos, unos y otros con … “estructura y funcionamiento “democrático”. (Art. 108)
Pese a ello, los partidos en nuestro país languidecen y surgen movimientos que no exigen mucho para organizarse y subsistir y que reciben ayuda económica del Estado “Democrático”.
Algunos responden al ideario del Foro de Sao Paulo que dio nacimiento a una corriente –el populismo- afin al comunismo derrotado en la segunda guerra mundial (1939-1945). Sus tácticas y discursos llaman la atención y encuentran eco en las masas que anhelan cambios rápidos.
Cuando llegan al poder, según se está viendo y viviendo, no se diferencian mucho ni en las viejas tácticas de los viejos partidos, ni en la tendencia de prolongar indefinidamente su permanencia, ejercitando cualquier maniobra y acallando a la oposición especialmente mediante la cárcel.
Si se quedan demasiado tiempo en el mando –además- sacrifican libertades: ejemplo vivo que causa tristeza tenemos en Venezuela y en Nicaragua.
Como expresa Jean–Francois Revel en la cuarta edición de su libro “Cómo terminan las democracias”: “Toda sociedad actual, cualquiera que sea, en nuestro planeta, es susceptible de orientarse hacia la democracia, salvo la sociedad comunista misma que no podría democratizarse sin destruirse. Se concibe, pues, que las estrategias totalitarias se esfuercen por invertir o por detener para siempre esa tendencia en el mundo todavía maleable que las rodea”.
Tanto en el Ecuador, como en otros países, la vieja política de los viejos partidos deberá cambiar, so pena de poner en peligro la democracia devorada por el populismo. Las viejas tácticas de promoción electoral ya no cuentan mucho, porque el público las conoce de memoria y cuando esperan que los ciudadanos respondan acudiendo con su protesta a las calles y ejerciendo violencia, casi nadie responde favorablemente.
La crisis de los partidos tradicionales es notoria, tanto que –como nos consta- ha surgido en el Ecuador una multitud de movimientos, con insuficientes partidarios como para valerse por ellos mismos y arribar al poder por su sola cuenta.
Tanto los partidos, cuanto los movimientos actuales tienen como obligación cívica ineludible velar por la subsistencia y perfeccionamiento del Estado democrático; así como erradicar la corrupción administrativa que nos ha estado ahogando y que todos los días aparece en la escena política, gracias a decididos impulsores, básicamente jóvenesque creen en la lucha por los que menos tienen y por el bien del país.