Columnista invitado
La década 2007-2017 gobernada por Rafael Correa tuvo episodios de toda naturaleza, uno de los cuales fue el desastroso manejo económico.
Un gobierno que disfrutó de una de las mayores bonanzas económicas de su historia donde se mezclaron altos precios del petróleo, más de una veintena de reformas tributarias y un endeudamiento agresivo, no consiguió mejorar el empleo ni pudo sostener el ritmo de reducción de pobreza que lograron los 3 gobiernos anteriores entre 2000 y 2006. Duplicó el gasto público frente al PIB y endeudó al país sin el menor cuidado multiplicando la deuda pública por 6, obteniendo un crecimiento económico promedio anual del 3.3%, inferior al 4.3% alcanzado en los 6 años previos. Si se suma niveles de inversión extranjera inferiores en promedio al 1% del PIB por año, los mayores déficit fiscales de la región y el segundo riesgo país más alto de América Latina, no hay discusión sobre la pobre y desacertada gestión económica. La economía nunca fue prioridad nacional del gobierno anterior. Fue un mero instrumento de objetivos políticos y electorales, donde los resultados fueron la pérdida de institucionalidad, el serio deterioro de la imagen internacional, el debilitamiento de la democracia, la afectación de los derechos humanos y la libertad. Si habría sido la economía una prioridad del gobierno no se habría aplicado una política económica con los resultados anotados. La falta de importancia a la economía se evidencia con el nivel del equipo económico de Correa. Ministros con títulos en economía pero que desconocían el manejo económico o sometían la gestión a la ideología y al populismo. Esa errada conducción se acompañó con la falta de transparencia en la información, convenios con cláusulas de confidencialidad siendo convenios públicos, hasta la invención de metodologías para el registro de operaciones como las de deuda pública, todo tamizado con una corrupción donde todavía vemos solo la punta de iceberg. El cinismo llegó a niveles insospechados, los voceros económicos cuestionaron los más elementales principios de la teoría económica como afirmar que gastar más que los ingresos es bueno, endeudarse sin freno es adecuado o meterle al estado como empresario es eficiente.
El actual gobierno ha dado pasos importantes en lo político. En lo económico tuvo 2 ministros de características similares a los de la década previa, con lo que los resultados no iban a cambiar. Hace pocos días nombra un nuevo ministro con ideas correctas, un perfil distinto, conocedor del tema y con sanas intenciones. Necesita el total respaldo presidencial y un acompañamiento adecuado en la política internacional así como en las otras instancias del manejo económico. Presidente, termine de sanear su gabinete, el país le reconocerá. Si algunos se molestan, que se molesten.