La crisis sanitaria obligó al Gobierno entrante a ponerse como objetivo urgente vacunar la población. El Presidente se puso la meta de vacunar 9 millones de ecuatorianos en sus primeros cien días.
Lasso reorganizó la campaña de vacunación con colaboración del sector privado y puso a cargo de la campaña a un exitoso empresario especialista en la comercialización de medicinas. Pero el plan tenía su talón de Aquiles. Las dosis de vacunas llegaban a cuentagotas. A fines de junio se vacunaban sólo 73 mil personas diarias. A ese ritmo, tomaría 6 meses alcanzar la meta.
Entonces Lasso recurre a la diplomacia personal, y el presidente Xi Jinping le envía 1,5 millones de dosis de Sinovac que llegan en julio 7. No han parado de llevar tanto Sinovac como CanSino. Desde la segunda semana de julio Ecuador se mantiene como el país que en el mundo vacuna diariamente al mayor porcentaje de su población.
El éxito en la vacunación lo podemos ver en la baja en la ocupación de UCIs. Aunque no hay que cantar victoria. La variante Delta es más contagiosa, y en Israel y Chile, países con éxito en la vacunación, ha habido rebrotes. Por ello la vacunación tiene que seguir con adolescentes y luego con la tercera dosis como refuerzo.
La lección es que si estamos bien liderados y cooperamos, los ecuatorianos podemos organizarnos bien y hacer las cosas mejor que los demás. Lo cual infunde optimismo.
Ahora toca concentrarse en metas económicas. La economía se normaliza, gracias a la vacunación. Los datos del SRI revelan que las ventas ya superan a las de antes de la pandemia; el COE permite el ingreso del público a los estadios para los partidos de eliminatoria.
Pero así como se requirió colaboración de la sociedad para una campaña de vacunación exitosa, se requiere colaboración de la clase política para la reactivación económica, y lo que hay es obstáculos. En primer lugar Leonidas Iza, quien quiere que el Presidente lo reciba junto a cien colaboradores en acto televisado, para denostarlo como hizo con Moreno; que el presidente Lasso acepte que Leonidas Iza le dicte la agenda y que abandone el alza al diesel, lo que infundadamente Iza sostiene causa inflación. Como el presidente de la República no puede aceptar tal imposición, se viene un nuevo levantamiento para octubre.
Luego está la Asamblea, donde el bloque oficialista es pequeño, y el resto de bloques legislativos cree que su mandato es precisamente bloquear. El Gobierno tiene listos los proyectos de ley encaminados a mejorar el funcionamiento de la economía y así recuperar el empleo perdido, pero no los ha enviado por el riesgo a que sean rechazados.
Lasso conoce lo que hay que hacer para superar la crisis. Su verdadero desafío es superar las barreras que le ponen quienes deben ser parte de la solución.