Son visiones contrapuestas, sobre las contribuciones que se intenta imponer a profesionales y otras personas naturales que el 2019 tuvieron ingresos; pero, que el 2020 habrán sufrido un encierro de quizás 3 meses o más, con aguda iliquidez.
Los ecuatorianos quieren ser solidarios y están dispuestos a sacrificios, condicionándolos a que se corrijan las actuaciones del poder, en cifras, negocios, actos y decisiones. Que se acabe toda forma de encubrimiento.
A los países pobres, el FMI les recomienda no pagar las deudas externas, porque deben privilegiar a sus ciudadanos. Se define como pobres a los de un PIB per cápita inferior a USD 1.175. El 2020, lo más probable, es que en el Ecuador el PIB per cápita baje de ese nivel.
Además, el FMI recomienda que sus gobiernos apoyen con créditos a sus empresas, para que mantengan niveles de empleo y de producción. Y recomienda que sus bancos centrales usen la herramienta de emisión monetaria, con control, para que no se disparen devaluaciones ni la inflación, lo que no es posible en el Ecuador por ser país dolarizado.
El país ya estaba cuasi – quebrado antes del encierro por la pandemia, que se inició el 16 de marzo. Su sector público, hace años, aun cuando tenía disponibilidades, por un deshonesto incremento del gasto público, rompió y nunca restableció la cadena de pagos – incumpliendo transferencias, en violación de leyes, y pagos de obligaciones-. El FMI suspendió el desembolso de USD 249 millones, que debía producirse en el mes de marzo, porque las cifras presentadas falseaban la realidad.
La corrupción no estuvo ausente en el piponazgo interno y en el “servicio” exterior, en la contratación pública y en los pagos, Arroz Verde fue un caso de muchos.
Lo que puede producirse, con la aguda iliquidez que existe, es como si en los hospitales se resolviera que a miles de anémicos, se les extraiga sangre – y muchos morirían- supuestamente para los que están en peor condición, con el riesgo de que no se dé ese uso, sino que luego se invoque otras prioridades.
Para quienes se erigen como puristas económicos, esa extracción sería una decisión de “valentía”; y, para quienes se ven amenazados en lo que requieren para vivir, porque se toma la base de cálculo del 2019, que nada tiene que hacer con la realidad del 2020, sería de cobarde abuso de los que deciden desde el poder. ¿Podrá haber racionalidad en estos últimos?, ojalá.
Leí unas líneas “Será verdad lo que aparece en el Antiguo Testamento, que Jehová enviaba ángeles a marcar las casas de quienes debían sufrir el castigo de Dios o, lo contrario, las de quienes debían ser salvados. ¿Se dará esto en el siglo XXI?”. Yo creo en el arrepentimiento y que Dios perdona a quienes se arrepienten a tiempo.