Sus 4 hijos pequeños son indisciplinados: desarman todo, desperdician la comida, se golpean, rompen lo que encuentran; solo dejan de destruir cuando se aíslan en redes sociales que les meten ideas tontas que usted sabe les conducirán a acciones peligrosas, como jugar a colgarse de una cuerda atada al cuello.
Usted intenta que se porten bien usando el cariño, la psicología, razonando; pero no funciona. En su frustración explota y les da latigazos hasta hacerlos llorar y retorcerse del dolor y por unos instantes de pánico, hacen lo que usted ordena. Por fin tiene el control, pero a qué costo. Usted sabe que su impotencia no puede terminar siempre en terror ya que esa violencia algún momento la usarán contra usted, luego en sus hogares y sus violentos nietos tendrán vidas espantosas.
Nadie en este país acepta su ingobernabilidad, todos exigimos que los demás se comporten a nuestro gusto; y como no lo hacen, nos frustramos y agredimos a través de redes sociales.
Los dos principales líderes de oposición, castigan diariamente al Ecuador con chantajes de paralización del país, con más pérdidas millonarias, con la destrucción de Quito. Con castigar a la prensa, al empresariado, a los traidores. Todas sus acciones inyectan intimidación emocional que aterra incluso a sus seguidores y ambos prometen futuros de orden, disciplina, igualdad, gratuidad, justicia; en cuanto lleguen al poder y puedan legalmente intimidar y flagelar a cada niño que hay dentro de nosotros.
Si hoy -que es lo único que existe- con sus discursos y acciones, no logran corregir la conducta de los indisciplinados de las 4 regiones del Ecuador; improbable que lo hagan en un ficticio mañana aumentando el dolor y amargura que ya padecemos. Así como los niños se tornan más violentos según crecen, también se bestializa todo ser vivo cuando el dolor y terror son recurrentes.
En varios sitios del Ecuador donde vacunadores y narcos intentan establecerse, cada ciudadano tiene un machete y salen masivamente a recibir a los violentos.