TLC con Europa

Una de las sorpresas que trajo la última visita del presidente Rafael Correa por el Viejo Continente y específicamente de su encuentro con la canciller alemán, Ángela Merkel, fue la decisión de firmar un acuerdo de comercio o de cooperación entre Ecuador y la Unión Europea.

Como es de conocimiento público, el Ecuador, a diferencia de otros países de la región, se ha mantenido reacio a firmar tratados de comercio. Esto se ha dado más por motivos ideológicos que estratégicos y prácticos.

Mientras tanto, otros países como Colombia y Perú han aprovechado para firmar tratados de libre comercio con Estados Unidos y la Unión Europea, pensando fundamentalmente en el aumento de sus exportaciones.

No obstante, aunque esto es positivo, la tendencia a firmar acuerdos de comercio de manera bilateral no ha hecho que el resultado de las negociaciones con Estados Unidos y Europa haya sido ampliamente beneficioso para los países de la región. En primer lugar, la fuerte tendencia a la liberación muchas veces ha chocado con las agendas y prioridades de desarrollo nacionales. En segundo lugar, Estados Unidos y Europa, pese a los acuerdos de comercio, mantienen todavía importantes niveles de proteccionismo en ciertos sectores e incluso subsidios que hacen virtualmente imposible que esa apertura pueda beneficiar algún momento a los productos de la región. En tercer lugar, el nivel de asimetría existente entre los países ha hecho que casi no exista mayores márgenes de negociación y que se apliquen a la final "templates" o acuerdos que han sido previamente definidos por Estados Unidos o Europa.

Por ello, ahora que se ha hablado de la posibilidad de firmar acuerdos de comercio con la Unión Europea o de incluso pasar a formar parte del Mercosur, se debería tomar en cuenta no solo aspectos netamente comerciales.

Se dice que la mejor opción es Europa porque hacia allá van buena parte de nuestras exportaciones no petroleras. Que el Mercosur no nos conviene porque el Ecuador no tendría ventajas competitivas y produce casi los mismos ítems que los países de este bloque.

Hay que tomar en cuenta que Europa atraviesa por una grave recesión que va a durar algunos años. En cambio, las economías latinoamericanas, especialmente Brasil, presentan grandes posibilidades para productos no necesariamente primarios.

El futuro del Ecuador no está en la producción y exportación de materias primas. Es de vital importancia pensar en un cambio de la matriz productiva hacia el sector de productos manufacturados y de servicios, ya que eso puede potenciar a largo plazo la economía y el desarrollo nacional. Los tratados de comercio o la integración a otros bloques deben tomar en cuenta esto. No profundizar un modelo que fortalece las asimetrías sino que las revierte y apunta a un horizonte de desarrollo de largo plazo.

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