Era 2010, el país había sido repartido entre los aliados del gobierno y la ética pública había desaparecido. Desde el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) se bombardeaba con la propaganda: “el cambio avanza seguro”. La utilización de la entidad, propiedad de los afiliados, con fines políticos, era burda y despreciable.
En 2012, el presidente del Consejo Directivo del IESS, Ramiro González, inscribe a “Avanza” como partido. Nadie impugnó el uso del Seguro para promover una agrupación partidista; solo hubo comentarios. Se ha hecho siempre, decían.
La propaganda era una gran simulación porque el IESS no solo que no avanzaba, sino retrocedía. Sin preparación técnica, el manejo fue un desastre: escaseaban las medicinas en hospitales y centros de salud; conseguir un turno para la atención se volvía un albur porque los call center no funcionaban y a los jubilados les retrasaban sus pensiones.
Botín de los ganadores, el IESS ha sido usado para pagar favores y mantener clientelas electorales. En 2007 había 11 000 empleados; en 2018, 38 000.
Para colmo, la demagogia llevó a incorporar a la atención de salud a sectores que no cotizaban y, sin escuchar las advertencias, tomaron recursos del Fondo de Pensiones para el Fondo de Salud.
A pesar de que tuvo los mayores ingresos petroleros del país, sediento de dinero, Rafael Correa echó mano de la plata de los afiliados.
Ordenó a las cómplices autoridades del IESS a comprar bonos del Estado y hasta financiar hidroeléctricas. Sin pensar en los verdaderos dueños del Seguro, le obedecieron sin chistar palabra. Para rematar, Correa quitó el 40% del aporte del Estado al Fondo de Pensiones. Fue dinamita que afectó los cimientos de la entidad.
Versiones sobre una inminente quiebra del IESS, de no tomarse correctivos urgentes, han reaparecido, en los últimos días, en boca de los integrantes de la Mesa de Estudios de la Seguridad Social, que forma parte de la Mesa de Convergencia, impulsada por Fundación Esquel, organización que toma el pulso a los más álgidos problemas del Ecuador.
La condición del Fondo de Pensiones es alarmante: tiene menos de USD 7 000 millones y más de la mitad están invertidos en bonos, que no se sabe si el Gobierno pagará a su valor nominal, cuando llegue el momento. Los ingresos del Fondo son de USD 3 000 millones y para pagar pensiones y el décimo tercero requiere, aproximadamente, USD 4 000 millones. Si bien el gobierno de Moreno restituirá el pago del 40% al Fondo de Pensiones desde el 2019, no será retroactivo. Para rematar, 30 000 nuevos jubilados se incorporarán el año entrante.
De todas las maldades que hizo Correa con el país, burocratizar al IESS y tomar el dinero de los afiliados son de las peores. Se impone una acción urgente para salvar al Seguro Social que agoniza.
Su quiebra causaría una catástrofe y hasta provocaría una rebelión.