En el corto tiempo de tres semanas se efectuará la sucesión del poder presidencial que concluirá a los diez años y cinco meses del mandato del economista Rafael Correa.
Esta ha sido una etapa agotadora para nuestro pueblo. El gobierno, tenía la pieza acomodada para sucederle que como en una antesala ocupó la vicepresidencia en los dos primeros ciclos todo este largo período.
El nuevo presidente desde el 24 de mayo del 2017 continuará el camino trazado por el correísmo. El jefe de Estado afirmó durante el festejo público del sábado 22 de abril de 2017 que entrega “una economía en crecimiento y estabilizada”, mientras que el FMI-Fondo Monetario Internacional –, organismo técnico independiente, afirma que el Ecuador retrocederá un 1.6% del Producto Interno Bruto PIB) el 2017, según declaró Nigel Chalk, subdirector del Departamento del hemisferio Occidental del mencionado organismo: “Ecuador sigue atravesando un ajuste muy difícil en tanto que el colapso de los precios del petróleo aún impacta a la economía, y por eso seguros previendo una contracción que será más suave que la proyectada en octubre gracias al impulso en los precios del petróleo y a que las necesidades de financiamiento son menores”.
Estos datos que, por sí mismos, contradicen posiciones optimistas del economista que entregará el poder a su fiel ex vicepresidente de la República, colocarían en el ámbito de la imposibilidad real para el sucesor cumplir con varias ofertas. Moreno afirmó en un discurso público que entregará 20.000 créditos, por 15.000 dólares cada uno, para emprendimiento juvenil, sin puntualizar en cuales áreas de inversión se los planifica.
En segundo lugar, dijo que aumentará el número de afiliados al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) que actualmente es de tres millones quinientos mil, y el incremento de la pensión de la población campesina de 50 a 100 dólares, sin indicar las fuentes de financiamiento.
Otra de las ofertas de campaña fue que ejecutará 191 000 viviendas gratuitas, sin otorgar datos de la superficie de terreno y el área a construirse, peor el tipo de material a emplearse , y no se sabe en qué lugares concretos de nuestra geografía urbana y/o rural se llevarán a efecto estos planes de vivienda. Sí señaló, que serán beneficiados los indigentes o más pobres en una cifra grande de 325.000, y que estas obras generarían 136.000 puestos de trabajo, sin anunciar ni a la entidad que dará el financiamiento, los salarios que percibirán y durante qué tiempo se llevará a efecto estos programas de vivienda. El Presidente electo también dijo que se contratará a pequeños constructores ecuatorianos sin domicilios concretos en el país, y no a ninguna transnacional tal vez por ser de altos salarios fuera del nivel que hay en nuestro medio.
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