El Gobierno sacó dos conejos del sombrero esta semana: la reelección indefinida y la eliminación de los subsidios. Según el Alcalde de Guayaquil, el Gobierno pretende llevarse el puerto de Guayaquil, lo demás es neblina que permite ocultar el truco.
Hay algo de magia en el discurso oficial, los conejos aparecen y desaparecen como hemos visto esta semana con la reelección indefinida, el puerto, el subsidio al gas y la Constitución. Primero se pronosticó que el Alcalde va a la reelección aunque prometió que no se postularía de nuevo; el conejo aparecía. Después se dijo que ya basta de los mismos, que se impone un relevo generacional; el conejo desaparecía. Luego que el Alcalde tiene derecho y que todos tienen derecho a la reelección si el pueblo así lo decide; el conejo reaparecía.
Ocurrió algo parecido con el conejo del puerto de Guayaquil. El Gobierno anunció que estaba planificando el puerto de aguas profundas en la provincia de Santa Elena; el conejo desaparecía. Cuando el Alcalde denunció que quieren llevarse el motor del desarrollo de Guayaquil, el Gobierno replicó que nadie puede llevarse un puerto, que el puerto de aguas profundas puede estar en Posorja, Guayas, y que son planes de largo plazo; el conejo reaparecía.
Exactamente lo mismo con el otro conejo de la semana, el subsidio del gas. Se proclamó que el subsidio al gas es perverso por ser caro, peligroso y sucio porque contamina, que hay que poner fin al subsidio; el conejo desaparecía. A continuación se argumentó que eliminar el subsidio sería caer en una trampa; el conejo reaparecía. Finalmente, se anunció que la eliminación del subsidio será cuando se inauguren las centrales hidroeléctricas y se repartan cocinas baratas o gratuitas; el conejo del subsidio al gas desaparecerá en el 2015.
El último conejo que desapareció esta semana fue nada menos que la Constitución. Estamos de acuerdo Jaimito, se argumentó, es el pueblo el que decide la reelección indefinida, no la Constitución, la ley o la ética sino el pueblo. La Presidenta de la Asamblea Nacional se hizo eco de esta declaración y aseguró: “no puede ser ninguna ley, ningún artículo de la Constitución, un obstáculo para la consolidación del proceso político que está viviendo el país”. El conejo que desaparecía era la ley.
La magia, sorpresiva como es, suele tener desenlaces inesperados. En California, Estados Unidos, el gobernador Pete Wilson propuso en consulta popular la iniciativa 187 que limitaba el derecho a la educación de los hijos de migrantes indocumentados. La iniciativa tuvo el apoyo del 57% de los electores y se convirtió en ley, pero organizaciones de derechos civiles llevaron el caso a la Corte Suprema y los magistrados suspendieron la ley, aunque había sido aprobada por el pueblo. La Corte Suprema no permitió que saquen conejos del sombrero; hizo desaparecer el sombrero.