La Sociedad de Lucha Contra el Cáncer (Solca); fundada por el médico guayaquileño doctor Juan Tanca Marengo, el 7 de diciembre de 1951, es una de las instituciones de derecho privado con finalidad social y de servicio público, sin fines de lucro. Por el servicio humanitario que ella presta a las personas de todos los estratos sociales y económicos se ha ganado el respeto, el cariño y la admiración de todos los ecuatorianos, especialmente de aquellas personas que sufren esa terrible enfermedad.
Solca originalmente financiaba sus actividades gracias a las donaciones y a las colectas públicas que se realizaban; pero a partir de 1980, recibía el 0,50% del impuesto a las operaciones de crédito, lo que significaba más del 50%, monto que le ha permitido atender a millones de ecuatorianos en varias provincias del país. Solo en Guayaquil y Quito ha atendido a más de 5 millones.
Como es fácil entender el tratamiento del cáncer es sumamente costoso, se requiere de profesionales altamente especializados, de equipos sofisticados con tecnología de punta y las medicinas son muy caras. Lo menos que puede hacer un Gobierno responsable es dotarle de los recursos económicos para que esta noble institución pueda cumplir con la tarea a ella encomendada mediante Decreto Legislativo del 15 de octubre de 1953, en dicho Decreto se establece que Solca tendrá a su cargo la lucha contra el cáncer en todo el país; responsabilidad que compete al Estado; sin embargo, aquellos ilustres ciudadanos que han llevado en sus hombros esta responsabilidad han hecho verdaderos milagros para cumplir con esta humanitaria tarea.
El gobierno del presidente Correa suprimió el impuesto creado a favor de Solca, en su lugar ha asignado una partida en el Presupuesto General del Estado, una decisión totalmente desacertada; el presupuesto asignado dependerá del criterio de la autoridad de turno, se corre el riesgo que lo reduzca o lo suprima; además todos sabemos lo tortuoso, lento y engorroso que es obtener el pago puntual de dicha asignación.
Solca, núcleo de Quito; ha tenido una historia llena de luchas y sacrificios hasta hoy que dispone de uno de los hospitales más modernos del país y de Latinoamérica, los esfuerzos que se han hecho son inmensos, gracias a verdaderos héroes, muchos de ellos anónimos. Desde 1978 está magistralmente dirigido por uno de los más preclaros ciudadanos del país, el general Solón Espinosa Ayala; su admirable gestión está plasmada en el moderno hospital que con justicia lleva su nombre; con toda la razón del mundo pide que el Gobierno cumpla con las asignaciones económicas pese a ser insuficientes. La tarea de esta noble institución sigue adelante.