El denominado síndrome del Pato Cojo o Pato Rengo es una expresión común en la política post electoral de los EEUU. No se trata de una alusión sarcástica o cruel referente a un defecto físico sino al tiempo ‘corto o largo ‘que le queda a un mandatario para culminar su mandato, que incluso puede ser aplicado desde el inicio del segundo que es el final, pues de acuerdo a la enmienda 22 de la constitución, no hay lugar a una tercera reelección en ese país.
Sin embargo, en el caso latino y de manera particular el ecuatoriano, la alusión tiene un tono diferente, pues se refiere al desgate y al cansancio en el ejercicio del poder, así como también, de manera peyorativa a la burla a una figura política de primera línea. En ese caso la alusión puede tener segundas intenciones destinadas a la sustitución de un mandatario legítimamente electo por la vía de la incapacidad. Ha existido por las mental no por la física.
En el caso de la coyuntura nacional la sustitución pudiera darse por juicio político en la legislatura o por muerte cruzada en el que todos los poderes electos cesarían en distintos tiempos. Solo el presidente de la republica seguirá hasta ser reemplazado por otro electo, que incluso podría ser el mismo. Así lo permite la muerte cruzada.
Debe añadirse en el caso del Ecuador que la figura o dicho de la política estadounidense del pato cojo o rengo no solo es aplicable al ejecutivo sino al parlamento de manera integral y, por ambas vías, a lo que pudiera hacerse en la función judicial.
Si se produjera un cambio institucional profundo por cualquiera de las rutas que se escojan, es posible que fuera la oportunidad para aprobar dos reformas electorales que incidan en un cambio del rumbo institucional de la República : el voto optativo en vez del obligatorio y la elección de legisladores en la segunda vuelta. Podrán ser el real antídoto frente a las opciones populistas que las detestan, pero por la que se vota abrumadoramente. Así somos.