La tristeza es como la neblina de nuestros Andes. A una mañana de cielo azul, le sigue una tarde gris. La neblina inunda el valle, llega a la cumbre, la borra por entero. Con dolor recuerdo a tres compañeros andaluces castigados por la neblina en la cresta del Rucu Pichincha. García, Guardia, Medina. García dio cuatro pasos. Oyeron un ¡Madre mía!, un golpe cercano, un golpe 40 metros abajo. La neblina amortajó el cadáver. “¡Dios mío, ¡qué solos se quedan los muertos!” (Bécquer).
A los 65 años de este accidente, me he sentido este octubre igual de triste al oír que este 22 de abril, el Servicio de Rentas Internas de Chimborazo había bloqueado las cuentas de Juan Ignacio Hernández Herranz, inversionista extranjero, de la tercera edad. Cuentas de Juan y cuentas de la empresa.
Diecinueve días después, un infarto del miocardio fulminó a Hernández. Los amigos le prestaron dinero para el pagar la cuenta del hospital. Hoy debe a los obreros, está en mora con todos, es un “moroso de neblina y m….”
En enero de 2020, J.H. impugnó una deuda que mantenía con el Servicio de Rentas Internas, SRI. Lo hizo ante el Tribunal Contencioso Administrativo y Tributario con sede en Ambato (Tcata).
Hernández cumplió con la ley al consignar treinta y ocho mil dólares para suspender el procedimiento mientras el Tribunal resolviese si adeudaba o no. El 12 de marzo, el Tcata ofició a la directora del SRI de Chimborazo y al jefe provincial de Cobro que se quedaran quietecitos hasta que el Tctata sentenciara.
En marzo vino covid- 19 para quedarse. La autoridad máxima del SRI resolvió que todo se suspendía durante la pandemia. La directora, pues, y el cobrador desobedecieron con frescura, porque el 9 de abril la mariscala del SRI reiteró que hasta el 30 de abril se suspendía todo.
El primero de este octubre, el SRI notificó a Juan Hernández una providencia por la cual reconocen que el acto administrativo que dio origen a la retención de sus cuentas con fecha 22 de abril de 2020 se encuentra suspendido, por lo tanto, suspenden la ejecución; pero no le levantan las medidas cautelares ni tampoco dejan sin efecto el auto de pago. “En otras palabras, -según el defensor de Juan- dicen que ya no seguirán el procedimiento, pero hacen un ‘bypass’ y dejan vigente la retención de los fondos de las cuentas bancarias”.
En el valle de la burocracia la neblina hace de las suyas. El Tcata no se pronuncia aún, pero la burocracia sabe más, puede más. Resulta, en suma, lectoras, que el Servicio de Rentas Internas no ha respetado ni sus propias normas. ¿Para qué los Tribunales?
Hasta la saciedad se dijo, se dice, se dirá que, sin seguridad jurídica, la inversión extranjera será en Ecuador poquita cosa. Colombia da por el oeste al Océano Pacífico, y Perú también y asimismo Chile; pero nosotros, porque somos equinocciales puro Atahualpa, desaguamos en el Mar Muerto. Así somos los huairapamushcas. Quememos el Fondo Monetario Internacional y nos lloverán los dólares.